Chicos y chicas, tengo la peor de las noticias para esta saga. Tengo que suspender la subida de capitulos. Siento fallaros de esta manera, de veras que me duele en el alma, pero no tengo tiempo para seguir escribiendo por el momento y no quiero terminar la saga con un final rapido y poco currado porque no os lo mereceis. Volvere a escribir, lo prometo, Submundo tendra un final, pero no es posible que sea ahora. Habia pensado cerrar el blog por el momento, pero he decidido dejarle abierto y pronto os subire gratuitamente los dos primeros libros en Pdf.
Cuando termine submundo III, pasaré por todos los blogs amigos y dejare en los cbox la noticia, lo publicaré en Bubok y tambien lo colgaré en pdf aqui.
Los siento y espero que podais perdonarme.
Muchas gracias por haber estado a mi lado y haberme brindado tanto apollo y cariño.
Os hechare de menos.
Alba
martes, 2 de noviembre de 2010
domingo, 4 de julio de 2010
Capitulo 4
Después de que mi grito sobresaltara y destrozara la tranquilidad y el silencio de la casa, Evan seguido por todos los demás entraron en mi dormitorio buscando desesperadamente al enemigo.
Después de varios minutos de confusión Evan fue a mi encuentro y se sentó sobre la cama. Las lagrimas no paraban de brotar de mis ojos y el dolor aunque comenzaba a remitir no era nada comparado al que sentía mi alma, estaba débil, mucho más débil y desanimada que antes de intentar localizar a Shane y en ese momento cuando mire los ojos azules de Evan, escuche en mi cabeza la frase que me perseguiría el resto del viaje hacia mi más que posible muerte o destrucción.
-. Cuando de forma desesperada intente buscar lo perdido a través de la magia será marcada en su muñeca con el símbolo maldito – dije a Evan enseñándole mi muñeca. En la parte interior de la misma había un símbolo marcado, parecía una cicatriz, no me había confundido mucho al suponer que me habían marcado con un hierro candente, la herida tenía el mismo aspecto que si hubiera sido hecha de esa manera.
-. ¿Por qué lo has hecho? – preguntó Evan tomando mi muñeca y cerrando los ojos decepcionado.
-. Lo siento, no sabía que esto pasaría – en realidad no le estaba mintiendo, aunque en el fondo sabía que no debería haber intentado buscar a Shane con magia. La segunda parte de la maldición se había cumplido, y cada vez tenia más claro que debía matar a Evan para poder enmendar el camino, quizás también tendría que acostarme con él antes de matarle. Esa maldita idea recorría mi cabeza lanzándome en oleadas de de rabia y angustia, no sería capaz de tomar la vida de Evan y mucho menos de acostarme con él. Necesitaba más que nunca una guía espiritual, alguien que pudiera ayudarme a desentrañar la profecía, ¿y quién mejor que las mismas sibilas que la profetizaron? Mañana en el Oráculo de Delfos intentaría aclarar algunos de los términos proféticos y haría todo lo posible para que me ayudaran a seguir por el buen camino.
Evan mando a los demás que salieran fuera de la habitación, solo quedaban tres horas para el amanecer y sin decirnos ni una sola palabra se quito la camiseta y los pantalones y se metió en la cama a mi lado. No había nada excitante ni pasional en estar juntos en esa cama, se sentía de otra manera, era amistad que aunque con una cierta tensión sexual, no parecía incomodarnos.
Agradecí su apoyo a Evan con un abrazo y me quede dormida en sus brazos, unos brazos que aunque me reconfortaban no podía dejar de desear que fueran los de Shane, mi Shane.
A la tarde siguiente me desperté de la misma postura en la que me había dormido, Evan seguía a mi lado, esta vez despierto, me observaba y acariciaba mi pelo.
-. Si para vencer tienes que matarme, creo que deberías hacerlo – dijo de sopetón.
-. ¡No! – Le grité apartándome un poco de él – antes prefiero transformarme en una furia y terminar con la Dama de esa manera, no pienso matarte. De todas formas hoy hablaremos con las sibilas, necesito que me aclaren muchas cosas de la profecía, por si no te has dado cuenta, no todo lo que dice es de manera literal, porque ni tú eres el sol, ni miras a través del cielo, ¿no podían haber dicho un hombre de ojos azules y rubio? ¿Qué te hace pensar que el resto de lo que dice es tan literal? – pregunté sorprendiéndome a mi misma con un halo de esperanza, ¿podía ser cierto lo que le acababa de decir? Se lo había comentado para hacerle sentir mejor, pero algo dentro de mí me decía que mi pensamiento no estaba de todo mal encaminado.
-. Creo que está bastante claro lo que dice la profecía, pero no te alteres, pronto podremos hablar con las sibilas.
Evan y yo nos levantamos de la cama y mientras él se iba a su dormitorio a cambiarse yo me metí en la ducha. Estar debajo del agua caliente era una maravilla, mis músculos entumecidos se calentaron con agrado. No mire mi muñeca, decidí que era lo mejor para evitar otro ataque de rabia, en cuanto saliese de la ducha la taparía con una muñequera o alguna venda. Cuando me estaba aclarando el pelo alguien entro en el baño, no sé como lo supe, pero el intruso silencioso era Josh.
-. ¿Qué es lo que quieres Josh? – pregunté.
-. ¿Estas con el vampiro?, se que ha pasado aquí la noche – dijo enfadado.
-. Pensé que ya habías superado todo esto – le contesté algo decepcionada – no estoy con ese vampiro, pero si con el otro.
-. Nadie me ha contado nada de lo que ha pasado aquí, ¿Dónde está ese otro vampiro? ¿Se acojonó y se marchó? – sus palabras tan despectivas me hirieron en lo más profundo, pero decidí ponerle al día en vez de darle una paliza.
Le conté todo lo que había sucedido desde que dejamos su casa, la destrucción de SubMundo, el secuestro de Shane y la visita a las Moiras.
-. Espero que ya estés contento, no quiero repetir la historia ni una vez más, así que si quieres mantener a tu hermana informada, es mejor que se lo cuentes tú – le dije mientras alcanzaba una toalla y me rodeaba con ella antes de salir de la bañera.
-. Muy bien, voy a prepararme para el viaje – dijo algo avergonzado y triste. No podía ver a Josh así, me había comportado de forma tirante y evasiva con él y mi mejor amigo no se merecía eso.
-. Espera – le llamé antes de que saliera del baño – me alegra mucho que estés aquí conmigo – dije mientras le daba un abrazo que el correspondió. Mo me importó mucho llevar puesta solo una toalla hasta que se me cayó al suelo – no mires hacia abajo o te mato – le dije mientras él se reía y acariciaba mi espalda todavía abrazado a mí.
-. Creo que la curiosidad mato al gato, no puedo evitar… - gracias a dios lo único que Josh no pudo evitar fue mirarme fijamente el dövme, lo que me dio tiempo a agacharme por la toalla y volverme a cubrir con ella. Josh salió de su trance cuando comencé a reírme como hacía mucho tiempo que no lo hacía.
-. ¡Ignorante! – le dije entre risas que él secundo mientras negaba con la cabeza decepcionado y divertido. Nuestra diversión debió de escucharse por toda la casa porque cuando Josh y yo salimos del baño, Kaly, Evan, Adam y Sarah estaba en mi habitación mirándonos preocupados.
-. ¿Qué pasa? – pregunté todavía riéndome y sintiendo como la fuerza regresaba a mi cuerpo.
-. Hacía mucho tiempo que no escuchábamos tu risa – dijo Kaly feliz.
-. Bueno, pues ya era hora, ya sabéis que para que este fuerte necesito ser feliz o que alguien de mi alrededor sufra un dolor considerable ¿algún voluntario? – pregunté todavía con una sonrisa en la boca. Un coro de “no y si hombre” contestó a mi pregunta. Después de varias miradas recelosas de Evan a Josh, todos salieron de la habitación y me dejaron vestirme.
Me puse unos vaqueros desgastados, las nike negras y una camiseta roja de manga corta que cubrí con una sudadera de surfista azul marino.
Ya estaba lista para nuestro nuevo viaje. Para lo que no estaba preparada era para lo que me esperaría, mejor dicho, quien me esperaría en la mansión cuando regresáramos.
Después de varios minutos de confusión Evan fue a mi encuentro y se sentó sobre la cama. Las lagrimas no paraban de brotar de mis ojos y el dolor aunque comenzaba a remitir no era nada comparado al que sentía mi alma, estaba débil, mucho más débil y desanimada que antes de intentar localizar a Shane y en ese momento cuando mire los ojos azules de Evan, escuche en mi cabeza la frase que me perseguiría el resto del viaje hacia mi más que posible muerte o destrucción.
-. Cuando de forma desesperada intente buscar lo perdido a través de la magia será marcada en su muñeca con el símbolo maldito – dije a Evan enseñándole mi muñeca. En la parte interior de la misma había un símbolo marcado, parecía una cicatriz, no me había confundido mucho al suponer que me habían marcado con un hierro candente, la herida tenía el mismo aspecto que si hubiera sido hecha de esa manera.
-. ¿Por qué lo has hecho? – preguntó Evan tomando mi muñeca y cerrando los ojos decepcionado.
-. Lo siento, no sabía que esto pasaría – en realidad no le estaba mintiendo, aunque en el fondo sabía que no debería haber intentado buscar a Shane con magia. La segunda parte de la maldición se había cumplido, y cada vez tenia más claro que debía matar a Evan para poder enmendar el camino, quizás también tendría que acostarme con él antes de matarle. Esa maldita idea recorría mi cabeza lanzándome en oleadas de de rabia y angustia, no sería capaz de tomar la vida de Evan y mucho menos de acostarme con él. Necesitaba más que nunca una guía espiritual, alguien que pudiera ayudarme a desentrañar la profecía, ¿y quién mejor que las mismas sibilas que la profetizaron? Mañana en el Oráculo de Delfos intentaría aclarar algunos de los términos proféticos y haría todo lo posible para que me ayudaran a seguir por el buen camino.
Evan mando a los demás que salieran fuera de la habitación, solo quedaban tres horas para el amanecer y sin decirnos ni una sola palabra se quito la camiseta y los pantalones y se metió en la cama a mi lado. No había nada excitante ni pasional en estar juntos en esa cama, se sentía de otra manera, era amistad que aunque con una cierta tensión sexual, no parecía incomodarnos.
Agradecí su apoyo a Evan con un abrazo y me quede dormida en sus brazos, unos brazos que aunque me reconfortaban no podía dejar de desear que fueran los de Shane, mi Shane.
A la tarde siguiente me desperté de la misma postura en la que me había dormido, Evan seguía a mi lado, esta vez despierto, me observaba y acariciaba mi pelo.
-. Si para vencer tienes que matarme, creo que deberías hacerlo – dijo de sopetón.
-. ¡No! – Le grité apartándome un poco de él – antes prefiero transformarme en una furia y terminar con la Dama de esa manera, no pienso matarte. De todas formas hoy hablaremos con las sibilas, necesito que me aclaren muchas cosas de la profecía, por si no te has dado cuenta, no todo lo que dice es de manera literal, porque ni tú eres el sol, ni miras a través del cielo, ¿no podían haber dicho un hombre de ojos azules y rubio? ¿Qué te hace pensar que el resto de lo que dice es tan literal? – pregunté sorprendiéndome a mi misma con un halo de esperanza, ¿podía ser cierto lo que le acababa de decir? Se lo había comentado para hacerle sentir mejor, pero algo dentro de mí me decía que mi pensamiento no estaba de todo mal encaminado.
-. Creo que está bastante claro lo que dice la profecía, pero no te alteres, pronto podremos hablar con las sibilas.
Evan y yo nos levantamos de la cama y mientras él se iba a su dormitorio a cambiarse yo me metí en la ducha. Estar debajo del agua caliente era una maravilla, mis músculos entumecidos se calentaron con agrado. No mire mi muñeca, decidí que era lo mejor para evitar otro ataque de rabia, en cuanto saliese de la ducha la taparía con una muñequera o alguna venda. Cuando me estaba aclarando el pelo alguien entro en el baño, no sé como lo supe, pero el intruso silencioso era Josh.
-. ¿Qué es lo que quieres Josh? – pregunté.
-. ¿Estas con el vampiro?, se que ha pasado aquí la noche – dijo enfadado.
-. Pensé que ya habías superado todo esto – le contesté algo decepcionada – no estoy con ese vampiro, pero si con el otro.
-. Nadie me ha contado nada de lo que ha pasado aquí, ¿Dónde está ese otro vampiro? ¿Se acojonó y se marchó? – sus palabras tan despectivas me hirieron en lo más profundo, pero decidí ponerle al día en vez de darle una paliza.
Le conté todo lo que había sucedido desde que dejamos su casa, la destrucción de SubMundo, el secuestro de Shane y la visita a las Moiras.
-. Espero que ya estés contento, no quiero repetir la historia ni una vez más, así que si quieres mantener a tu hermana informada, es mejor que se lo cuentes tú – le dije mientras alcanzaba una toalla y me rodeaba con ella antes de salir de la bañera.
-. Muy bien, voy a prepararme para el viaje – dijo algo avergonzado y triste. No podía ver a Josh así, me había comportado de forma tirante y evasiva con él y mi mejor amigo no se merecía eso.
-. Espera – le llamé antes de que saliera del baño – me alegra mucho que estés aquí conmigo – dije mientras le daba un abrazo que el correspondió. Mo me importó mucho llevar puesta solo una toalla hasta que se me cayó al suelo – no mires hacia abajo o te mato – le dije mientras él se reía y acariciaba mi espalda todavía abrazado a mí.
-. Creo que la curiosidad mato al gato, no puedo evitar… - gracias a dios lo único que Josh no pudo evitar fue mirarme fijamente el dövme, lo que me dio tiempo a agacharme por la toalla y volverme a cubrir con ella. Josh salió de su trance cuando comencé a reírme como hacía mucho tiempo que no lo hacía.
-. ¡Ignorante! – le dije entre risas que él secundo mientras negaba con la cabeza decepcionado y divertido. Nuestra diversión debió de escucharse por toda la casa porque cuando Josh y yo salimos del baño, Kaly, Evan, Adam y Sarah estaba en mi habitación mirándonos preocupados.
-. ¿Qué pasa? – pregunté todavía riéndome y sintiendo como la fuerza regresaba a mi cuerpo.
-. Hacía mucho tiempo que no escuchábamos tu risa – dijo Kaly feliz.
-. Bueno, pues ya era hora, ya sabéis que para que este fuerte necesito ser feliz o que alguien de mi alrededor sufra un dolor considerable ¿algún voluntario? – pregunté todavía con una sonrisa en la boca. Un coro de “no y si hombre” contestó a mi pregunta. Después de varias miradas recelosas de Evan a Josh, todos salieron de la habitación y me dejaron vestirme.
Me puse unos vaqueros desgastados, las nike negras y una camiseta roja de manga corta que cubrí con una sudadera de surfista azul marino.
Ya estaba lista para nuestro nuevo viaje. Para lo que no estaba preparada era para lo que me esperaría, mejor dicho, quien me esperaría en la mansión cuando regresáramos.
domingo, 27 de junio de 2010
Capitulo 3
Shane
Había pasado más de un mes desde que había escuchado el grito desgarrador de Dawn y su posterior promesa. Cada día me sentía más y más débil pero no podía dejarme morir, ella lo era todo para mí y no pensaba darle ese gusto a la Dama.
Cada dos días dejaban una jarra de sangre aguada por debajo de la puerta de mi celda, nadie se acercaba lo suficiente para poder someter su voluntad y obligarles a que me abrieran la puerta, cada hora que pasaba encerrado allí me desesperaba más y más.
Deseaba tener noticias de Dawn, saber cómo se encontraba, saber donde estaba… poder verla y sentirla.
Todos los días visualizaba su rostro y memorizaba cada uno de sus rasgos, no me permitía a mi mismo olvidarla, no permitiría que ese encierro me robara el sabor de sus besos y la delicia de sus caricias.
Cada seis días la Dama viene a ofrecerme un puesto a su lado, cada seis días la vuelvo a decir que no. En un primer momento pensé aceptar y traicionarla, pero la bocazas estúpida de Riley me dijo, sin saber que me estaba haciendo un favor, que si le juraba lealtad y dejaba que ella me mordiera o bien yo bebía de su sangre por propia voluntad estaría perdido y sin alma por el resto de mi existencia. No estaba dispuesto a hacer semejante locura, ni ahora ni nunca.
Hoy tocaba una de sus visitas y por desgracia no estaba preparado para lo que me iba a decir.
Pasada la media noche la vieja bruja entro en mi celda seguida por Riley.
-. ¿Has decidido terminar con este sin sentido y unirte a mis filas? – me preguntó por enésima vez.
-. No, y esa será la única respuesta que consigas – le escupí con desagrado. Si tuviera fuerzas para moverme la hubiera atacado, aunque era un suicidio, en esos momentos la vena de vampiro salía de mi cuerpo con todo su esplendor.
-. Bueno, te voy a contar una historia que quizás te haga cambiar de idea – dijo la dama como si fuera una abuela que se va a sentar a narrar un cuento a sus nietos. Se sentó sobre el catre que estaba frente al mío y comenzó su narración.
-. No me interesa lo que me vayas a decir, guárdatelo y métetelo por el culo – le grité sintiendo la rabia hervir en mis venas.
-. Tiene que ver con tu querida banshee, ¡Cállate y escucha! – Gritó desfigurando su cara y sacando unos colmillos enormes – por dónde íbamos – dijo como si no hubiera pasado nada – ¡Ah sí!, hace mucho tiempo las sibilas del Oráculo de Delfos profetizaron la llegada de un segundo elegido por el ángel, y con esa profecía también auguraban mi muerte. Todas las criaturas sobrenaturales lucharon mucho para evitar que yo me enterara de la existencia de tal profecía, fue en vano, una de las grandes pitias de Grecia era mi aliada, así que no me supuso demasiado esfuerzo averiguarlo. Cuando escuche la profecía mande a mis lacayos a buscar unas cuantas brujas para que me ayudaran a lanzar una maldición al segundo elegido.
La profecía de tu querido amor verdadero decía así:
“Su bondad será demostrada ante el gran capitán que le otorgara el mando antes de su marcha y creara el vínculo con el maldito.
La perdida de la virtud le será otorgada al maldito, llenando de poder su alma y su espíritu, rompiendo la maldición que antaño destruyo la vida del que es como el sol, maldito por la traición y que mira el mundo a través del azul de cielo.
También será destruida la atadura forjada en presencia del príncipe de la milicia celestial. Pero para que eso sea posible su vida deberá ser tomada por el destinado a destruir el horror de E. Su camino hacia una de las hermanas inmortales que da vida con un lado y muerte con el otro, será veloz y prospero pudiendo así destruir la maldad que ha engendrado y recuperar lo perdido” – se detuvo esperando mi respuesta, no tenia ninguna, me había quedado alucinado y conmocionado, ¿era yo el maldito? Dawn me había entregado a mí su virginidad, pero no terminaba de encajar bien todas las piezas. La Dama interrumpió mis cavilaciones y prosiguió con su relato – como comprenderás yo no podía permitir que tal cosa ocurriera, así que la maldije, quizás cuando escuches la maldición comprendas bien lo que la estará pasando en estos momentos.
Y ésta dice así: “El amor verdadero ganara su batalla frente al maldito que es como el sol y el segundo elegido jamás tomara de él su vida, ni le entregara su virtud.
La perdida de lo amado romperá la voluntad del segundo elegido por el avatar, el odio y la rabia llenara su corazón.
Cuando de forma desesperada intente buscar lo perdido a través de la magia, será marcada en su muñeca con el símbolo maldito.
La maldición del sol maldito jamás será destruida y jamás tendrá suficiente poder.
El camino hacia la hermana inmortal será su perdición y su muerte” - ¡Joder!, fue lo único que pude pensar en ese momento - ¿te suena de algo, pequeño rompecorazones? – me preguntó con recochineo.
Yo era el amor verdadero de Dawn, está feliz por ello, pero infeliz por todo lo demás, yo había ayudado a que se cumpliera la maldición, todo era mi culpa, sabía que la directora Black había intentado apartarme de Dawn siempre que había tenido oportunidad, en un principio no supe cual era el motivo, ahora me lo imaginaba con muchísima más claridad. Ella estaba maldita y no había nada que hacer al respecto, ella perecería en la batalla que libraría con la Dama y yo moriría con ella, de eso estaba cada vez más seguro, iría donde ella estuviera… ¿habría algún modo de romper la maldición?
-. Se lo que estas pensando, una maldición que ha empezado a cumplirse es imparable, además no solo se ha cumplido la primera parte, esta misma noche ha intentado localizarte con mágica – dijo mientras soltaba una estruendosa carcajada – ha quedado marcada con el símbolo… sabiendo esto ¿no deseas unirte a el bando vencedor? – volvió a preguntar la muy puta.
-. Nunca, ya te lo he dicho – gemí ahogando el dolor y la culpabilidad que me roían por dentro.
-. Tranquilo, antes de matarla la daré la opción de transformarse y luchar a mi lado, y si no quiere, bueno… hay otro tipo de métodos más persuasivos para provocar su cambio – explicó mientras se levantaba y salía de la celda seguida por Riley que me miraba de forma lasciva y ruin.
-. Púdrete ya vieja bruja – la escupí antes de que cerrara la puerta tras de sí.
La historia que me había contado me estaba dando mucho en que pensar, me sentía culpable de que Dawn estuviera maldita aunque una parte de mi corazón se hinchaba de placer al pensar que yo, un simple vampiro era el amor verdadero de alguien tan fabuloso como ella. Mi mente y mi alma tenían decidido cuál iba a ser mi final, mi vida terminaría cuando ella cayera o dejara de amarme, no podía estar en este mundo si no era a su lado y no pensaba sobrevivir si ella no lo hacía.
Había pasado más de un mes desde que había escuchado el grito desgarrador de Dawn y su posterior promesa. Cada día me sentía más y más débil pero no podía dejarme morir, ella lo era todo para mí y no pensaba darle ese gusto a la Dama.
Cada dos días dejaban una jarra de sangre aguada por debajo de la puerta de mi celda, nadie se acercaba lo suficiente para poder someter su voluntad y obligarles a que me abrieran la puerta, cada hora que pasaba encerrado allí me desesperaba más y más.
Deseaba tener noticias de Dawn, saber cómo se encontraba, saber donde estaba… poder verla y sentirla.
Todos los días visualizaba su rostro y memorizaba cada uno de sus rasgos, no me permitía a mi mismo olvidarla, no permitiría que ese encierro me robara el sabor de sus besos y la delicia de sus caricias.
Cada seis días la Dama viene a ofrecerme un puesto a su lado, cada seis días la vuelvo a decir que no. En un primer momento pensé aceptar y traicionarla, pero la bocazas estúpida de Riley me dijo, sin saber que me estaba haciendo un favor, que si le juraba lealtad y dejaba que ella me mordiera o bien yo bebía de su sangre por propia voluntad estaría perdido y sin alma por el resto de mi existencia. No estaba dispuesto a hacer semejante locura, ni ahora ni nunca.
Hoy tocaba una de sus visitas y por desgracia no estaba preparado para lo que me iba a decir.
Pasada la media noche la vieja bruja entro en mi celda seguida por Riley.
-. ¿Has decidido terminar con este sin sentido y unirte a mis filas? – me preguntó por enésima vez.
-. No, y esa será la única respuesta que consigas – le escupí con desagrado. Si tuviera fuerzas para moverme la hubiera atacado, aunque era un suicidio, en esos momentos la vena de vampiro salía de mi cuerpo con todo su esplendor.
-. Bueno, te voy a contar una historia que quizás te haga cambiar de idea – dijo la dama como si fuera una abuela que se va a sentar a narrar un cuento a sus nietos. Se sentó sobre el catre que estaba frente al mío y comenzó su narración.
-. No me interesa lo que me vayas a decir, guárdatelo y métetelo por el culo – le grité sintiendo la rabia hervir en mis venas.
-. Tiene que ver con tu querida banshee, ¡Cállate y escucha! – Gritó desfigurando su cara y sacando unos colmillos enormes – por dónde íbamos – dijo como si no hubiera pasado nada – ¡Ah sí!, hace mucho tiempo las sibilas del Oráculo de Delfos profetizaron la llegada de un segundo elegido por el ángel, y con esa profecía también auguraban mi muerte. Todas las criaturas sobrenaturales lucharon mucho para evitar que yo me enterara de la existencia de tal profecía, fue en vano, una de las grandes pitias de Grecia era mi aliada, así que no me supuso demasiado esfuerzo averiguarlo. Cuando escuche la profecía mande a mis lacayos a buscar unas cuantas brujas para que me ayudaran a lanzar una maldición al segundo elegido.
La profecía de tu querido amor verdadero decía así:
“Su bondad será demostrada ante el gran capitán que le otorgara el mando antes de su marcha y creara el vínculo con el maldito.
La perdida de la virtud le será otorgada al maldito, llenando de poder su alma y su espíritu, rompiendo la maldición que antaño destruyo la vida del que es como el sol, maldito por la traición y que mira el mundo a través del azul de cielo.
También será destruida la atadura forjada en presencia del príncipe de la milicia celestial. Pero para que eso sea posible su vida deberá ser tomada por el destinado a destruir el horror de E. Su camino hacia una de las hermanas inmortales que da vida con un lado y muerte con el otro, será veloz y prospero pudiendo así destruir la maldad que ha engendrado y recuperar lo perdido” – se detuvo esperando mi respuesta, no tenia ninguna, me había quedado alucinado y conmocionado, ¿era yo el maldito? Dawn me había entregado a mí su virginidad, pero no terminaba de encajar bien todas las piezas. La Dama interrumpió mis cavilaciones y prosiguió con su relato – como comprenderás yo no podía permitir que tal cosa ocurriera, así que la maldije, quizás cuando escuches la maldición comprendas bien lo que la estará pasando en estos momentos.
Y ésta dice así: “El amor verdadero ganara su batalla frente al maldito que es como el sol y el segundo elegido jamás tomara de él su vida, ni le entregara su virtud.
La perdida de lo amado romperá la voluntad del segundo elegido por el avatar, el odio y la rabia llenara su corazón.
Cuando de forma desesperada intente buscar lo perdido a través de la magia, será marcada en su muñeca con el símbolo maldito.
La maldición del sol maldito jamás será destruida y jamás tendrá suficiente poder.
El camino hacia la hermana inmortal será su perdición y su muerte” - ¡Joder!, fue lo único que pude pensar en ese momento - ¿te suena de algo, pequeño rompecorazones? – me preguntó con recochineo.
Yo era el amor verdadero de Dawn, está feliz por ello, pero infeliz por todo lo demás, yo había ayudado a que se cumpliera la maldición, todo era mi culpa, sabía que la directora Black había intentado apartarme de Dawn siempre que había tenido oportunidad, en un principio no supe cual era el motivo, ahora me lo imaginaba con muchísima más claridad. Ella estaba maldita y no había nada que hacer al respecto, ella perecería en la batalla que libraría con la Dama y yo moriría con ella, de eso estaba cada vez más seguro, iría donde ella estuviera… ¿habría algún modo de romper la maldición?
-. Se lo que estas pensando, una maldición que ha empezado a cumplirse es imparable, además no solo se ha cumplido la primera parte, esta misma noche ha intentado localizarte con mágica – dijo mientras soltaba una estruendosa carcajada – ha quedado marcada con el símbolo… sabiendo esto ¿no deseas unirte a el bando vencedor? – volvió a preguntar la muy puta.
-. Nunca, ya te lo he dicho – gemí ahogando el dolor y la culpabilidad que me roían por dentro.
-. Tranquilo, antes de matarla la daré la opción de transformarse y luchar a mi lado, y si no quiere, bueno… hay otro tipo de métodos más persuasivos para provocar su cambio – explicó mientras se levantaba y salía de la celda seguida por Riley que me miraba de forma lasciva y ruin.
-. Púdrete ya vieja bruja – la escupí antes de que cerrara la puerta tras de sí.
La historia que me había contado me estaba dando mucho en que pensar, me sentía culpable de que Dawn estuviera maldita aunque una parte de mi corazón se hinchaba de placer al pensar que yo, un simple vampiro era el amor verdadero de alguien tan fabuloso como ella. Mi mente y mi alma tenían decidido cuál iba a ser mi final, mi vida terminaría cuando ella cayera o dejara de amarme, no podía estar en este mundo si no era a su lado y no pensaba sobrevivir si ella no lo hacía.
lunes, 21 de junio de 2010
capitulo 2
Cuando llegamos a la mansión Adam y Victoria nos esperaban sentados en el sofá marrón del salón, estaban atacados de los nervios y antes de que pudiéramos abrir la boca se abalanzaron sobre nosotros hablando y gritando los dos a la vez.
-. ¿Dónde demonios os habéis metido? – preguntó Adam. Cuando me fije bien pude ver que tenia barba, debía haber estado varios días sin afeitarse, pero eso era imposible, nos habíamos marchado la noche anterior.
-. Estábamos con las Moiras – dije sin entender nada.
-. ¡Lleváis una semana desaparecidos! – Gritó Adam – pensaba que os había pasado algo, ¿no podíais haber avisado de que pensabais tomaros unas vacaciones con ellas?
-. Para nosotros solo ha pasado un día – dijo Evan con tono tranquilizador. Adam me estaba poniendo de los nervios y estaba a punto de darle una ostia para que se calmase cuando se disculpó con la cabeza y volvió a sentarse en el sofá.
-. Contarnos lo que os han dicho – dijo Victoria ayudándonos a quitarnos la ropa de abrigo y las mochilas. Una vez que estuvimos sentados junto a ellos y comenzamos a entrar en calor con el fuego de la chimenea, entre los tres, les explicamos lo que nos habían dicho las Moiras. Victoria se echo las manos a la cabeza cuando le contamos lo que nos habían contado las tres hermanas sobre Evan.
-. ¿Tienes que matarle? – preguntó Adam.
-. ¡No pienso matarle! – les dije a todos enojada.
-. Bueno, ese tema es mejor dejarlo por el momento – dijo Victoria. Los directores de instituto, vampiros o no, tenían un buen olfato cuando se trataba de parar a tiempo una buena bronca – enséñame la espada – me pidió expectante. Ya me había olvidado de ella, ni siquiera me la había quitado, no pesaba ni me molestaba, por eso no me había dado cuenta de que todavía la llevaba encima. La saque de su vaina y se la tendí a Victoria por el mango.
-. Es increíble… - balbuceaba mientras la giraba y observaba atentamente – Ares tuvo esta espada en su poder miles de años… - dijo para sí misma, después me la tendió y yo la volví a enfundar en su sitio.
-. Bueno chicos yo me voy a marchar, tenéis provisiones de sangre y comida en la nevera – dijo victoria mientras se levantaba – he traído mas sangre, así que puedes tomar cuanta necesites, aunque creo que es conveniente que también sigas comiendo alimentos humanos – me dijo con una sonrisa de madre preocupada.
-. Está bien – le contesté mientras abría el portal y se marchaba dejándonos a los cuatro solos.
-. Dawn, ha llamado al móvil tu amigo Josh – me dijo Adam tendiéndome el aparato rojo del que me había olvidado casi por completo – su mensaje textual es: Dile que cuando vuelva de donde coño este metida me llame – recitó Adam divertido.
-. Sí, eso suena como Josh –dije mientras tecleaba su número y le devolvía la llamada.
-. ¿Dónde narices has estado? – preguntó nada mas contestar al teléfono.
-. Hola, estoy bien gracias – dije con recochineo.
-. Bueno, ya tendremos tiempo para que me lo expliques – dijo de manera muy profesional – ven a buscarme, me uno a ti y a tu grupo en lo que quiera que estéis metidos.
-. Mira Josh, esto es peligroso y no creo que necesitemos a nadie más – mentí, en una unidad de combate cuantos más mejor. Josh se dio cuenta y se río.
-. No me la pegas guapa, ven a buscarme ahora mismo o me las apaño como sea para encontrarte – amenazó el muy terco.
-. Muy bien, en una hora más o menos estoy allí – le dije antes de colgar el teléfono.
-. Dawn, déjame las runas y voy yo a buscarle, tu deberías descansar, no tienes muy buena cara – dijo Evan mientras acariciaba mi mejilla.
-. Es verdad, tienes un aspecto un poco mustio – dijo Kaly intentando ocultar su preocupación con una sonrisa.
Cuando fui al baño para ducharme pude darme cuenta de la palidez de mi rostro y las sombras moradas que caían bajo mis ojos, no habia pasado una buena noche, (bueno, día) pero estaba segura que con un poco de sueño estaría como nueva. Cuando salí de la relajante y caliente ducha, me seque el pelo con el secador y me puse el pijama, cada paso que daba me costaba muchísimo esfuerzo, estaba realmente cansada y caí sobre mi almohada como una piedra.
Una fuerte discusión en el salón de la parte baja de la casa me despertó, no me moleste en vestirme y baje con el pijama puesto hasta la fuente de los alaridos.
-. ¿Qué demonios pasa? – pregunté nada más entrar en el salón.
-. ¡Tu amigo Josh se ha traído una compañera! ¡Es menor de edad! ¡Una responsabilidad grandísima si la pasa algo! – espetó Evan mientras yo localizaba con mi mirada a Sarah, la hermana pequeña de Josh.
-. ¿Pero qué has hecho? – le pregunté a éste mientras le miraba atónita – te dije que era peligroso y traes a tu hermana – dije moviendo la cabeza de una lado a otro con resignación.
-. Ella es mucho mejor cazadora que yo – dijo Josh para defenderse – y mi madre quiere que os ayudemos, nunca supe lo enterada que estaba del mundo sobrenatural hasta que le dije que tenía que ayudarte a dar caza a la Dama Negra. Mi madre sabía quien era, y nos instó para que viniéramos.
-. ¿Cómo pudiste contárselo con el hechizo de lengua anudada? – pregunté sorprendida.
-. Bueno, nunca espere que funcionara, soy un cazador, también pertenezco a tu mundo, así que no… - dijo avergonzado.
-. Sarah, ¿te ves capacitada para esto? – le pregunté a la chica, nunca habíamos hablado mucho durante el tiempo que Josh y yo éramos inseparables, pero siempre había sido amable y correcta conmigo.
-. Por supuesto, soy la más fuerte de la familia – dijo la chica. Sarah no se parecía a ninguno de sus dos hermanos, sus ojos eran de color castaño casi ámbar y su cabello rizado era de un rubio cobrizo muy encantador, sus rasgos le daba un imaginario aspecto de niña buena.
-. Está bien, es imposible discutir con esta familia – le dije a Evan mientras me sentaba resignada en el sofá.
-. ¿Por qué se mueve tu… - Josh no había reparado en mi tatuaje el día que había estado en su casa y ahora acababa de quedarse embobado mirándolo. Se había hipnotizado. Evan se troncho de risa al darse cuenta.
-. Deja de mirarlo – le dije, aunque realmente sonó como una orden y el obedeció al instante, saliendo del trance.
-. ¿Qué paso? – preguntó señalándome el ojo y evitando mirarlo directamente.
-. ¿Voy a tener que ponerme un parche? – le pregunté divertida.
-. No, no volverá a pasar – balbuceó Josh algo abochornado - ¿Por qué se mueve? – preguntó.
-. Una larga historia y ahora no tenemos mucho tiempo, tenemos que comentar entre todos lo que nos dijeron las Moiras y aclarar y preparar los siguientes pasos que tenemos que dar – dije mientras me recogía el pelo en una coleta. Un gritito agudo que jamás imagine que pudiera salir de la boca de Josh nos sobresalto a todos y le fulminamos con la mirada.
-. ¡Tus orejas! – Gritó divertido – pareces un elfo fugado del rodaje del señor de los anillos – dijo mientras él, Adam y Evan, se reían con estruendo.
-. ¡Hombres! – dijo Kaly con resignación.
-. Sí, son como borregos – contestamos Sarah y yo a la vez.
-. Bueno, si habéis terminado ya… - dije intentando no perder la paciencia.
-. Si, ya esta – dijo Evan mientras se sentaba junto a mí.
-. Muy bien, según las Moiras tu eres el maldito de la profecía, hemos averiguado que nuestro vinculo se formo en presencia del avatar aquel día en el que le defendí de los chiquillos y donde tú me estabas espiando, ¿correcto? – pregunté para que añadieran algún apunte más, como todos asintieron, seguí con mi monologo – a ti es a quien tenía que haber entregado mi virtud – dije algo incomoda – y también tengo que matarte para que tu maldición se rompa y nuestro vinculo también, este vinculo es lo que siempre hemos confundido con… bueno ya sabes – no podía decir amor, porque no lo era, tampoco pasión porque la atracción física que sentíamos era solo y exclusivamente de nuestra cosecha, el vinculo solo nos intentaba acercar el uno al otro confundiendo nuestros sentimientos - ¿Por qué te tengo que matar? – Pregunté – no pienso hacerlo – dije contestando yo misma a la pregunta.
-. Bueno, lo mejor es dejar ese tema por el momento – dijo Kaly – ahora tenemos dos cosas importantes a la vista, una es visitar el Oráculo de Delfos como dice en el manuscrito y la otra… - recurrió a Adam con la mirada para que le infundiera apoyo moral y luego prosiguió – la otra es vuestra boda.
-. ¿Qué? – pregunté
-. Pasamos una semana con las Moiras, Dawn, quedan cinco días para tu cumpleaños – hubiese preferido que me atacara un Ibliseri antes que enfrentarme a eso tan pronto.
-. Dejémoslo a un lado, después tu y yo lo hablamos tranquilamente – le dije a Kaly intentando no derrumbarme y evitando que mi rabia y mala ostia salieran a la superficie dejándome mas débil y zarrapastrosa de lo que estaba.
-. ¿Dónde está el Oráculo de Delfos? – pregunto Josh
-. Es un templo creado para el dios Apolo, está situado en Grecia, en lo que fue la antigua ciudad llamada Delfos, que para vuestra información, ya no existe. Delfos estaba al pie del monte Parnaso, en medio de las montañas de la Fócida, a 700 m sobre el nivel del mar y a 9,5 km de distancia del golfo de Corinto – dijo Kaly dejándonos a todos con la boca abierta.
-. ¡No me miréis así! Lo he leído en la wikipedia – aclaró sonrojándose.
-. Muy bien, eso lo explica todo – se burló Evan.
-. No me piques viejo – le espetó Kaly fulminándole con la mirada.
-. Ok, ya está bien, ¿Cómo encontramos una ciudad que no existe? – pregunté.
-. Quizás ya no exista para los humanos – dijo Sarah – he oído leyendas sobre vuestros dioses – aclaró – sé que cuando el cristianismo se instaló como religión principal y los antiguos dioses fueron desapareciendo de la mente y de los corazones de los humanos, estos dioses olvidados ocultaron la mayoría de sus templos y ciudades, ¿sabes que por esa regla de tres la Atlántida existe? – preguntó entusiasmada.
-. Ella puede tener razón, es una buena lógica, lo único que tenemos que hacer es darle a las runas las coordenadas que nos ha dicho Kaly y las que encontré yo en este libro, son más o menos las mismas – dijo Evan entregándome un libro rajado y amarillento. Lo observe y pude ver que estaba escrito en griego antiguo.
-. No entiendo una patata – le dije devolviéndoselo.
-. ¿Cuándo vamos a ir a visitar a las sibilas ? – Pregunté – no podemos ir todos, esto no es una excursión – aclaré para que no quedaran dudas.
-. Bueno, creo que lo más conveniente es que vayamos solo cuatro personas, elige tu Dawn – dijo Josh.
-. Muy bien, Evan, vendrás conmigo, Josh tu también y Adam – dije mirando al cambiaformas – a ti también te necesito – no sabía porque había elegido a ese grupo, solo sabía que era lo que mi instinto me aconsejaba, tenía que dejarme guiar por él porque tenía la impresión de que si no, las pasaría muy mal.
-. Todos conformes – dijeron los aludidos.
-. Nosotras también – dijo Kaly hablando por ella y Sarah.
-. Mañana sería perfecto, pero tenemos que controlar el cambio horario, no quiero llegar a Grecia a medio día y desintegrarme con el sol – dijo Evan.
-. Sí, sería una lástima… - dijo Sarah sarcástica. No me había dado cuenta hasta ese momento de la tensión que había entre ellos, no se caían bien, se lanzaban cuchillos invisibles con sus miradas y procuraban estar lo más lejos posible el uno del otro.
-. ¡No soporto a esta criaja! – escupió Evan envenenándola con los ojos.
-. ¡Chupasangres de mierda! – insultó esta.
-. ¡¡¡Ey!!! – Gimió Kaly – yo también soy una chupasangre y Dawn también – aclaró de forma divertida.
-. Lo siento – dijo Sarah – solo me refería a él.
-. Perdonado entonces – dijo Kaly mucho mas conforme, lo que la supuso una mirada enfadada de Evan.
-. Niños, niños no se peleen – regañe divertida – mañana iremos a Grecia, os quiero en la cama pronto – dije mientras iba a la cocina y me preparaba un vaso de sangre y una tortilla francesa.
-. Muy bien, según el convertidor del móvil, si salimos de aquí mañana a las siete de la tarde, nada más ponerse el sol, llegaremos a Grecia a las dos de la madrugada – dijo Josh cuando regrese de la cocina. El amanecer estaba a punto de romper el cielo y yo me sentía a cada momento más y más cansada.
-. Mañana nos veremos, a las siete salimos – dije mientras subía las escaleras para volver a meterme en la cama ¿estaría enfermando?
Mi subconsciente sabía exactamente lo que me estaba pasando aunque yo no quisiera reconocerlo. Guardar mi ira y mi dolor en la “trastienda de mi corazón” no estaba funcionando, necesitaba liberarlo para que no me debilitara, pero sabía que si lo liberaba podía transformarme en furia. No podía seguir así, necesitaba alegrar mi corazón y mi alma con algo, necesitaba contacta con Shane, necesitaba verle vivo, solo eso aplacaría mis sentimientos y me llenaría de fuerzas para seguir el camino, bueno… no solo eso me llenaría de fuerza, según la profecía también encontraría poder si mataba a Evan. Eso me asustaba, no quería ni pensar en esa posibilidad, no quería matar a un amigo, no podía hacerlo y lo que es más importante, jamás podría vivir con ello sobre mi conciencia. Por el momento la única alternativa que tenia para llenarme de ilusión y luz, era ver a Shane.
Me senté sobre mi cama y me concentre en su rostro, en sus ojos verdes, oscuros como el mar embravecido, su sonrisa arrogante y seductora, su piel, su tacto…
Salí de mi cuerpo como un cohete, me vi a mi misma sentada en la cama, esto había funcionado a la perfección. Note que la fuerza de la magia me guiaba hacia él y la seguí a toda velocidad. Un rayo azul cayó sobre mí, generó un dolor inhumano y me sentí volviendo apresuradamente hacia mi cuerpo.
El grito de dolor que salió de mi garganta cuando entre de nuevo en mí fue desgarrador, mi brazo y más concretamente mi muñeca derecha dolían como el infierno, como si me hubiesen marcado con un hierro al rojo vivo. Eso era exactamente lo que había sucedido, me habían marcado y condenado a muerte.
-. ¿Dónde demonios os habéis metido? – preguntó Adam. Cuando me fije bien pude ver que tenia barba, debía haber estado varios días sin afeitarse, pero eso era imposible, nos habíamos marchado la noche anterior.
-. Estábamos con las Moiras – dije sin entender nada.
-. ¡Lleváis una semana desaparecidos! – Gritó Adam – pensaba que os había pasado algo, ¿no podíais haber avisado de que pensabais tomaros unas vacaciones con ellas?
-. Para nosotros solo ha pasado un día – dijo Evan con tono tranquilizador. Adam me estaba poniendo de los nervios y estaba a punto de darle una ostia para que se calmase cuando se disculpó con la cabeza y volvió a sentarse en el sofá.
-. Contarnos lo que os han dicho – dijo Victoria ayudándonos a quitarnos la ropa de abrigo y las mochilas. Una vez que estuvimos sentados junto a ellos y comenzamos a entrar en calor con el fuego de la chimenea, entre los tres, les explicamos lo que nos habían dicho las Moiras. Victoria se echo las manos a la cabeza cuando le contamos lo que nos habían contado las tres hermanas sobre Evan.
-. ¿Tienes que matarle? – preguntó Adam.
-. ¡No pienso matarle! – les dije a todos enojada.
-. Bueno, ese tema es mejor dejarlo por el momento – dijo Victoria. Los directores de instituto, vampiros o no, tenían un buen olfato cuando se trataba de parar a tiempo una buena bronca – enséñame la espada – me pidió expectante. Ya me había olvidado de ella, ni siquiera me la había quitado, no pesaba ni me molestaba, por eso no me había dado cuenta de que todavía la llevaba encima. La saque de su vaina y se la tendí a Victoria por el mango.
-. Es increíble… - balbuceaba mientras la giraba y observaba atentamente – Ares tuvo esta espada en su poder miles de años… - dijo para sí misma, después me la tendió y yo la volví a enfundar en su sitio.
-. Bueno chicos yo me voy a marchar, tenéis provisiones de sangre y comida en la nevera – dijo victoria mientras se levantaba – he traído mas sangre, así que puedes tomar cuanta necesites, aunque creo que es conveniente que también sigas comiendo alimentos humanos – me dijo con una sonrisa de madre preocupada.
-. Está bien – le contesté mientras abría el portal y se marchaba dejándonos a los cuatro solos.
-. Dawn, ha llamado al móvil tu amigo Josh – me dijo Adam tendiéndome el aparato rojo del que me había olvidado casi por completo – su mensaje textual es: Dile que cuando vuelva de donde coño este metida me llame – recitó Adam divertido.
-. Sí, eso suena como Josh –dije mientras tecleaba su número y le devolvía la llamada.
-. ¿Dónde narices has estado? – preguntó nada mas contestar al teléfono.
-. Hola, estoy bien gracias – dije con recochineo.
-. Bueno, ya tendremos tiempo para que me lo expliques – dijo de manera muy profesional – ven a buscarme, me uno a ti y a tu grupo en lo que quiera que estéis metidos.
-. Mira Josh, esto es peligroso y no creo que necesitemos a nadie más – mentí, en una unidad de combate cuantos más mejor. Josh se dio cuenta y se río.
-. No me la pegas guapa, ven a buscarme ahora mismo o me las apaño como sea para encontrarte – amenazó el muy terco.
-. Muy bien, en una hora más o menos estoy allí – le dije antes de colgar el teléfono.
-. Dawn, déjame las runas y voy yo a buscarle, tu deberías descansar, no tienes muy buena cara – dijo Evan mientras acariciaba mi mejilla.
-. Es verdad, tienes un aspecto un poco mustio – dijo Kaly intentando ocultar su preocupación con una sonrisa.
Cuando fui al baño para ducharme pude darme cuenta de la palidez de mi rostro y las sombras moradas que caían bajo mis ojos, no habia pasado una buena noche, (bueno, día) pero estaba segura que con un poco de sueño estaría como nueva. Cuando salí de la relajante y caliente ducha, me seque el pelo con el secador y me puse el pijama, cada paso que daba me costaba muchísimo esfuerzo, estaba realmente cansada y caí sobre mi almohada como una piedra.
Una fuerte discusión en el salón de la parte baja de la casa me despertó, no me moleste en vestirme y baje con el pijama puesto hasta la fuente de los alaridos.
-. ¿Qué demonios pasa? – pregunté nada más entrar en el salón.
-. ¡Tu amigo Josh se ha traído una compañera! ¡Es menor de edad! ¡Una responsabilidad grandísima si la pasa algo! – espetó Evan mientras yo localizaba con mi mirada a Sarah, la hermana pequeña de Josh.
-. ¿Pero qué has hecho? – le pregunté a éste mientras le miraba atónita – te dije que era peligroso y traes a tu hermana – dije moviendo la cabeza de una lado a otro con resignación.
-. Ella es mucho mejor cazadora que yo – dijo Josh para defenderse – y mi madre quiere que os ayudemos, nunca supe lo enterada que estaba del mundo sobrenatural hasta que le dije que tenía que ayudarte a dar caza a la Dama Negra. Mi madre sabía quien era, y nos instó para que viniéramos.
-. ¿Cómo pudiste contárselo con el hechizo de lengua anudada? – pregunté sorprendida.
-. Bueno, nunca espere que funcionara, soy un cazador, también pertenezco a tu mundo, así que no… - dijo avergonzado.
-. Sarah, ¿te ves capacitada para esto? – le pregunté a la chica, nunca habíamos hablado mucho durante el tiempo que Josh y yo éramos inseparables, pero siempre había sido amable y correcta conmigo.
-. Por supuesto, soy la más fuerte de la familia – dijo la chica. Sarah no se parecía a ninguno de sus dos hermanos, sus ojos eran de color castaño casi ámbar y su cabello rizado era de un rubio cobrizo muy encantador, sus rasgos le daba un imaginario aspecto de niña buena.
-. Está bien, es imposible discutir con esta familia – le dije a Evan mientras me sentaba resignada en el sofá.
-. ¿Por qué se mueve tu… - Josh no había reparado en mi tatuaje el día que había estado en su casa y ahora acababa de quedarse embobado mirándolo. Se había hipnotizado. Evan se troncho de risa al darse cuenta.
-. Deja de mirarlo – le dije, aunque realmente sonó como una orden y el obedeció al instante, saliendo del trance.
-. ¿Qué paso? – preguntó señalándome el ojo y evitando mirarlo directamente.
-. ¿Voy a tener que ponerme un parche? – le pregunté divertida.
-. No, no volverá a pasar – balbuceó Josh algo abochornado - ¿Por qué se mueve? – preguntó.
-. Una larga historia y ahora no tenemos mucho tiempo, tenemos que comentar entre todos lo que nos dijeron las Moiras y aclarar y preparar los siguientes pasos que tenemos que dar – dije mientras me recogía el pelo en una coleta. Un gritito agudo que jamás imagine que pudiera salir de la boca de Josh nos sobresalto a todos y le fulminamos con la mirada.
-. ¡Tus orejas! – Gritó divertido – pareces un elfo fugado del rodaje del señor de los anillos – dijo mientras él, Adam y Evan, se reían con estruendo.
-. ¡Hombres! – dijo Kaly con resignación.
-. Sí, son como borregos – contestamos Sarah y yo a la vez.
-. Bueno, si habéis terminado ya… - dije intentando no perder la paciencia.
-. Si, ya esta – dijo Evan mientras se sentaba junto a mí.
-. Muy bien, según las Moiras tu eres el maldito de la profecía, hemos averiguado que nuestro vinculo se formo en presencia del avatar aquel día en el que le defendí de los chiquillos y donde tú me estabas espiando, ¿correcto? – pregunté para que añadieran algún apunte más, como todos asintieron, seguí con mi monologo – a ti es a quien tenía que haber entregado mi virtud – dije algo incomoda – y también tengo que matarte para que tu maldición se rompa y nuestro vinculo también, este vinculo es lo que siempre hemos confundido con… bueno ya sabes – no podía decir amor, porque no lo era, tampoco pasión porque la atracción física que sentíamos era solo y exclusivamente de nuestra cosecha, el vinculo solo nos intentaba acercar el uno al otro confundiendo nuestros sentimientos - ¿Por qué te tengo que matar? – Pregunté – no pienso hacerlo – dije contestando yo misma a la pregunta.
-. Bueno, lo mejor es dejar ese tema por el momento – dijo Kaly – ahora tenemos dos cosas importantes a la vista, una es visitar el Oráculo de Delfos como dice en el manuscrito y la otra… - recurrió a Adam con la mirada para que le infundiera apoyo moral y luego prosiguió – la otra es vuestra boda.
-. ¿Qué? – pregunté
-. Pasamos una semana con las Moiras, Dawn, quedan cinco días para tu cumpleaños – hubiese preferido que me atacara un Ibliseri antes que enfrentarme a eso tan pronto.
-. Dejémoslo a un lado, después tu y yo lo hablamos tranquilamente – le dije a Kaly intentando no derrumbarme y evitando que mi rabia y mala ostia salieran a la superficie dejándome mas débil y zarrapastrosa de lo que estaba.
-. ¿Dónde está el Oráculo de Delfos? – pregunto Josh
-. Es un templo creado para el dios Apolo, está situado en Grecia, en lo que fue la antigua ciudad llamada Delfos, que para vuestra información, ya no existe. Delfos estaba al pie del monte Parnaso, en medio de las montañas de la Fócida, a 700 m sobre el nivel del mar y a 9,5 km de distancia del golfo de Corinto – dijo Kaly dejándonos a todos con la boca abierta.
-. ¡No me miréis así! Lo he leído en la wikipedia – aclaró sonrojándose.
-. Muy bien, eso lo explica todo – se burló Evan.
-. No me piques viejo – le espetó Kaly fulminándole con la mirada.
-. Ok, ya está bien, ¿Cómo encontramos una ciudad que no existe? – pregunté.
-. Quizás ya no exista para los humanos – dijo Sarah – he oído leyendas sobre vuestros dioses – aclaró – sé que cuando el cristianismo se instaló como religión principal y los antiguos dioses fueron desapareciendo de la mente y de los corazones de los humanos, estos dioses olvidados ocultaron la mayoría de sus templos y ciudades, ¿sabes que por esa regla de tres la Atlántida existe? – preguntó entusiasmada.
-. Ella puede tener razón, es una buena lógica, lo único que tenemos que hacer es darle a las runas las coordenadas que nos ha dicho Kaly y las que encontré yo en este libro, son más o menos las mismas – dijo Evan entregándome un libro rajado y amarillento. Lo observe y pude ver que estaba escrito en griego antiguo.
-. No entiendo una patata – le dije devolviéndoselo.
-. ¿Cuándo vamos a ir a visitar a las sibilas ? – Pregunté – no podemos ir todos, esto no es una excursión – aclaré para que no quedaran dudas.
-. Bueno, creo que lo más conveniente es que vayamos solo cuatro personas, elige tu Dawn – dijo Josh.
-. Muy bien, Evan, vendrás conmigo, Josh tu también y Adam – dije mirando al cambiaformas – a ti también te necesito – no sabía porque había elegido a ese grupo, solo sabía que era lo que mi instinto me aconsejaba, tenía que dejarme guiar por él porque tenía la impresión de que si no, las pasaría muy mal.
-. Todos conformes – dijeron los aludidos.
-. Nosotras también – dijo Kaly hablando por ella y Sarah.
-. Mañana sería perfecto, pero tenemos que controlar el cambio horario, no quiero llegar a Grecia a medio día y desintegrarme con el sol – dijo Evan.
-. Sí, sería una lástima… - dijo Sarah sarcástica. No me había dado cuenta hasta ese momento de la tensión que había entre ellos, no se caían bien, se lanzaban cuchillos invisibles con sus miradas y procuraban estar lo más lejos posible el uno del otro.
-. ¡No soporto a esta criaja! – escupió Evan envenenándola con los ojos.
-. ¡Chupasangres de mierda! – insultó esta.
-. ¡¡¡Ey!!! – Gimió Kaly – yo también soy una chupasangre y Dawn también – aclaró de forma divertida.
-. Lo siento – dijo Sarah – solo me refería a él.
-. Perdonado entonces – dijo Kaly mucho mas conforme, lo que la supuso una mirada enfadada de Evan.
-. Niños, niños no se peleen – regañe divertida – mañana iremos a Grecia, os quiero en la cama pronto – dije mientras iba a la cocina y me preparaba un vaso de sangre y una tortilla francesa.
-. Muy bien, según el convertidor del móvil, si salimos de aquí mañana a las siete de la tarde, nada más ponerse el sol, llegaremos a Grecia a las dos de la madrugada – dijo Josh cuando regrese de la cocina. El amanecer estaba a punto de romper el cielo y yo me sentía a cada momento más y más cansada.
-. Mañana nos veremos, a las siete salimos – dije mientras subía las escaleras para volver a meterme en la cama ¿estaría enfermando?
Mi subconsciente sabía exactamente lo que me estaba pasando aunque yo no quisiera reconocerlo. Guardar mi ira y mi dolor en la “trastienda de mi corazón” no estaba funcionando, necesitaba liberarlo para que no me debilitara, pero sabía que si lo liberaba podía transformarme en furia. No podía seguir así, necesitaba alegrar mi corazón y mi alma con algo, necesitaba contacta con Shane, necesitaba verle vivo, solo eso aplacaría mis sentimientos y me llenaría de fuerzas para seguir el camino, bueno… no solo eso me llenaría de fuerza, según la profecía también encontraría poder si mataba a Evan. Eso me asustaba, no quería ni pensar en esa posibilidad, no quería matar a un amigo, no podía hacerlo y lo que es más importante, jamás podría vivir con ello sobre mi conciencia. Por el momento la única alternativa que tenia para llenarme de ilusión y luz, era ver a Shane.
Me senté sobre mi cama y me concentre en su rostro, en sus ojos verdes, oscuros como el mar embravecido, su sonrisa arrogante y seductora, su piel, su tacto…
Salí de mi cuerpo como un cohete, me vi a mi misma sentada en la cama, esto había funcionado a la perfección. Note que la fuerza de la magia me guiaba hacia él y la seguí a toda velocidad. Un rayo azul cayó sobre mí, generó un dolor inhumano y me sentí volviendo apresuradamente hacia mi cuerpo.
El grito de dolor que salió de mi garganta cuando entre de nuevo en mí fue desgarrador, mi brazo y más concretamente mi muñeca derecha dolían como el infierno, como si me hubiesen marcado con un hierro al rojo vivo. Eso era exactamente lo que había sucedido, me habían marcado y condenado a muerte.
domingo, 13 de junio de 2010
Capitulo 1
“La noche que Júpiter, Mercurio, Alamus y Esterra estén alineados,
debes buscar el puente que te guiara hacia las Moiras, este puente
Está situado sobre la Montaña del Destino,
en el mundo humano se la conoce como el Monte Elbrus.
Ellas te otorgaran dos presentes, el primero será la verdad de algo
que ansíes saber y el segundo será la espada de poder.
Ellas te darán su bendición y la espada que un día le fue arrebatada al Dios Ares por su crueldad y su falta de compasión.”
Calisto de Hervás
Por fin nos estábamos preparando para el viaje, Evan, Kaly y yo guardábamos algunas provisiones y armas en varias mochilas, no sabíamos cuanto tiempo íbamos a estar fuera y como bien dicen las madres, mejor que sobre que no falte.
Habíamos tenido muchísima suerte, la conjunción de los planetas solo se produce una vez cada dos años y estoy segura de que si hubiese tenido que esperar tanto tiempo me habría vuelto loca.
Adam se quedaría de guardián en la mansión y no estaba muy contento por con ello.
Hoy visitaríamos a las Moiras y con ello comenzaríamos el viaje que tanto ansiaba, no por afán de gloria, si no por Shane, lo único que me importaba era sacarle de donde quiera que estuviera retenido y matar con mis propias manos a la Dama.
-. ¿Estás lista para abrir el portal? – preguntó Evan sacándome de mis cavilaciones.
-. Sí, ¿Cuál es la dirección que le tengo que dar? – pregunté mientras cogía las runas doradas de mi bolsillo.
-. No estoy muy seguro, se que el monte Elbrus está en Rusia, pero no sé dónde está el puente, creo que deberías decirle a las runas que nos lleven directamente al puente o por mucho abrigo que llevemos nos vamos a congelar de frio – dijo Evan mientras intentaba doblar un mapa para meterlo en su mochila.
-. Está bien – contesté mientras ponía una de las runas en el suelo y le daba la dirección. Al cabo de unos segundos una puerta brillante de hielo se materializó en el salón de la mansión, Evan no me dejo ir primero y se interpuso en mi camino.
Una vez que se abrió la puerta, una ráfaga de aire helado y trozos de hielo entraron en nuestro salón creando un mini tornado. Nos apresuramos a entrar y sellar el portal para que nadie pudiera seguirnos.
Nos encontrábamos en medio de un trozo de hielo, los dientes me comenzaron a castañear y me abrigue a mi misma con los brazos, solo deseaba que el puente no estuviera muy lejos, por la expresión de Evan y Kaly supe que ellos deseaban lo mismo.
Caminamos durante media hora por la montaña rocosa cubierta de nieve, nuestros pies se hundían de forma exagerada a cada paso que dábamos y mis labios comenzaban a amoratarse con el frio.
-. Allí esta – grito Kaly entusiasmada y aliviada. Levante la vista del peligroso suelo y pude divisar a unos ochenta metros una estructura de madera cubierta por la nieve, la oscuridad ya no me era ningún problema, gracias a mi casi cambio, podía ver perfectamente a la luz de la luna.
-. Perfecto, ya empezaba a no sentir los dedos de los pies – dije apresurándome hacia el puente. Evan y Kaly me siguieron igual de rápido.
Una vez allí teníamos que esperar a que llegara la media noche, habíamos salido con tiempo de sobra por si no conseguíamos localizar el lugar a la primera, quedaba una hora y media para que el reloj tocara las doce. Evan montó una pequeña tienda de campaña y la caldeo con un camping gas, los tres nos metimos dentro y nos calentamos todo lo que podíamos los pies y las manos. Siempre había preferido el verano antes que él invierno y estar en una montaña de Rusia en esta época del año nunca había estado entre mis preferencias de viajes.
-. ¿Qué se supone que tenemos que decirles a las Moiras? – pregunté a mis tres compañeros de excursión.
-. No lo sé, pero tengo la sensación de que van a ser ellas las que hablen – dijo Evan subiendo la intensidad de nuestra mini estufa.
-. Bueno, ya estamos aquí, eso es lo importante, ahora intentemos terminar esto cuando antes para evitar que nos amputen algún miembro – dijo Kaly acercando las manos al fuego. Los vampiros no pueden congelarse, aunque si pueden pasar mucho frio, y tanto Evan como Kaly no se atrevían a arrimar las manos demasiado cerca del fuego, los chupasangres que no tienen dones con este elemento son muy inflamables.
-. Quedan quince minutos, ¿Dawn puedes salir fuera conmigo un segundo? – Me preguntó Evan – necesito hablar contigo – aclaró al verme fruncir el ceño.
-. Está bien – dije mientras me levantaba y salía de la tienda detrás de Evan - ¿Qué ocurre? – le pregunté cuando estuvimos los dos fuera.
-. Sé que estas muy dolida y fastidiada con lo de la boda y la desaparición de Shane, también se que él es tu amor verdadero y yo no puedo competir contra eso, pero no sé cómo explicar lo que siento, además también sé que tú sientes lo mismo por mí – dijo atrapando mi mirada. Era cierto que entre nosotros había una atracción extraña y excitante, pero nunca podría estar con él y eso Evan también lo sabia – déjame besarte, besarte por última vez – pidió con una súplica en sus ojos. La verdad es que mirándolo desde su punto de vista tenía razón, y de esa manera podría demostrarme a mi misma que mi corazón solo le pertenecía a Shane, un Shane que estaba secuestrado por Esteno en algún extraño lugar del mundo.
-. Está bien, bésame – no hizo falta que se lo repitiera, quizás pensó que si se demoraba demasiado cambiaria de idea, así que se lanzó hacia mí y me beso con mas ansias y pasión que nunca. Por desgracia no pude evitar devolverle el beso, sintiéndome como una mujer infiel, tenia sentimientos hacia Evan, no sé qué clase de cariño era, solo sabía que algo nos unía y nos presionaba para estar juntos. Rápidamente me separé de él y opté por decirle la verdad, la cruda y dolorosa verdad – siento algo por ti, pero no es amor, no sé lo que es, pero amor es lo que siento por Shane – dije con la mirada gacha.
-. Tienes razón – me dijo Evan para mi asombro. Levante la vista y enfrente sus ojos atónita.
-. ¿Tú también lo sientes? ¿Sabes que no es amor? – pregunté algo irritada.
-. Me he enamorado varias veces en mi larga vida y no se parece en nada a esto, es algo fuerte y mágico que nos está obsesionando – dijo mientras me lanzaba una de sus bonitas y dulces sonrisas. Una luz de esperanza se abrió en mi corazón, la posibilidad de que Evan y yo solo fuéramos amigos un poco confundidos cobraba vida dentro de mi cuerpo. Le abracé sintiéndome feliz por primera vez en ese último mes. Aunque todavía teníamos que solucionar nuestra abrumadora e irresistible atracción.
-. Es la hora – le dije a Evan mirándome el reloj y cambiando bruscamente de conversación.
-. Voy a avisar a Kaly – dijo mientras entraba en la tienda.
Una vez que los tres estuvimos fuera nos acercamos con cautela hacia el puente, quedaban cinco minutos para la media noche, pero justo antes de poner un pie en la estructura de madera una burbuja azul nos envolvió a los tres dejándonos ciegos por unos instantes, no tuve tiempo de asustarme, todo sucedió en pocos segundos y cuando recuperamos la vista ya no estábamos en la montaña. Un prado verde con un gran lago nos daba la bienvenida, un sol rojo como el fuego brillaba en el horizonte, pero no hacía daño ninguno a los vampiros. Los pájaros revoloteaban a nuestro alrededor cantando alegremente. No nos dio mucho tiempo a observar y admirar el precioso paisaje que nos envolvía, tres mujeres salieron de entre los árboles y se colocaron frente a nosotros.
-. Bienvenidos – dijo la más anciana de ellas – yo soy Átropos y estas son mis hermanas – presentó inclinando la cabeza hacia las otras mujeres.
-. Yo soy Cloto – dijo la mas jovencita de ellas, no aparentaba tener más de dieciséis años.
-. Y yo soy Láquesis , estamos encantadas de conoceros – indicó la mujer de mediana edad.
-. Nosotros somos… - Átropos me interrumpió dulcemente con la mano mientras se acercaba a mí y me acariciaba la mejilla.
-. Sabemos quienes sois – apuntó con una suave sonrisa. Claro que sabían quienes éramos, ¡como podía haber sido tan tonta!
-. No te martirices, la educación nunca está de más – dijo Láquesis guiñándome un ojo. Nota mental “pueden leer la mente” demostrado por sus sonrisas al escuchar mi nota mental.
-. Venid con nosotras – nos invitó Cloto. Los tres las seguimos hacia un pequeño claro junto al lago, allí había un telar enorme con tres indicaciones, presente, pasado y futuro, y en ese momento solo había tres cuerdas tensadas en el.
-. Estos hilos representan vuestra vida – aclaró Átropos. Había un hilo totalmente negro en el pasado y en el presente y otros dos tenían pequeñas manchas negras y blancas, uno de los hilos manchados y el hilo negro tenían la parte correspondiente al futuro de color gris clarito, el otro hilo manchado todavía la tenia blanca. No sé porque pensé que el hilo negro era mi vida, pero en ese instante Átropos me saco de mi error – No, el hilo negro no corresponde a tu existencia. Las zonas negras corresponden con vuestros malos momentos, las zonas blancas con los buenos tiempos y las zonas grises son tiempos inciertos y oscuros – explicó mirando apenada a Evan.
-. El hilo negro es mi vida – afirmó éste agachando la cabeza.
-. Sí – nos confirmó Cloto. Sentí mucha lástima y curiosidad por Evan ¿siempre había sido tan infeliz? ¿Por qué su vida había sido tan oscura?
-. Ese será nuestro primer regalo – me dijo Láquesis mientras me sonreía – dime algo pequeña elegida, ¿de qué color es el sol de tu mundo? – me preguntó dejándome algo perpleja.
-. Amarillo – conteste buscando a Kaly y a Evan con la mirada un poco confundida.
-. ¿Y de qué color es el cielo? – preguntó Cloto con su dulce voz de niña.
-. Azul – volví a contestar.
-. En el libro de Enoc al arcángel San Miguel se le llama Gran Capitán – explicó Cloto sonriéndome feliz.
-. Mírale a los ojos y dime que es lo que ves – me dijo Átropos señalando a Evan con la mano. Hice lo que me decían un poco confundida y miré a un confuso Evan que no sabía cómo evitar ser el centro de atención.
Al principio capture su mirada con la mía y no vi absolutamente nada, pero las palabras de las Moiras flotaron en mi cabeza mientras miraba los azules ojos de Evan, que eran muy bonitos y parecidos al color del cielo, luego miré atónita su cabello dorado como el sol y cuando todos esos pensamientos y descubrimientos se acomodaron en mi cabeza, lance una exclamación y me tapé la boca mirándole sorprendida.
-. ¿Qué ves? ¿Qué me pasa? – preguntó Evan asustado por mi expresión.
-. Tu eres el maldito, rubio como el sol y con los ojos del color azul del cielo – balbucee – nuestro vinculo es lo que nos atrae como si fuéramos imanes – dije mirando a las Moiras para que me lo confirmaran, las tres asintieron con la cabeza. Evan seguía en estado de shock – el vinculo se formo en presencia del Avatar – dije para mí misma. Recordé la historia que me había contado Evan hacia ya dos meses y sus palabras resonaron en mi cabeza “…tu madre estuvo de acuerdo en romper la promesa, pero yo volví a verte hace dos veranos, cuando tenias diecisiete años recién cumplidos, me escondí detrás de unos setos en un parque cercano a tu casa y te vi defender a un viejecito de tu hermanastra y sus amigos, en ese momento me enamore de ti, y ese sentimiento me inundo y me desespero…” el dato que me había proporcionado Cloto sobre el arcángel San Miguel me hizo recordar también el párrafo de la profecía que completaba ese extraño puzle “Su bondad será demostrada ante el gran capitán que le otorgara el mando antes de su marcha y creara el vínculo con el maldito”- el vinculo entre nosotros se forjo el día que me viste en el parque Wester, el viejecito que había defendido era el Avatar, demostré mi bondad delante de él, y antes de que me marchara a SubMundo me entrego el mando, me dio la piedra Subot – expliqué totalmente eufórica y anonadada con el descubrimiento. Evan se echo las manos a la cabeza y volvió a enfrentar mis ojos.
-. ¿Recuerdas a Lilith? – me preguntó. Su expresión era totalmente ilegible.
-. ¿Tu ex? – él asintió con la cabeza.
-. Ella dijo que te había maldecido – dijo Kaly acercándose a nosotros. De nuevo mi mente volvió a viajar al pasado y pude recordar las palabras exactas que había dicho Lilith “…me la vas a pagar Evan Shadows, no me quede conforme con maldecirte, quiero sangre…”
-. Bueno, no podeis pasar mucho más tiempo aquí – dijo Átropos interrumpiendo nuestro intercambio de información – Dawn ven conmigo – me invitó acercándose a mí y tomándome de la mano. Fuimos directamente a la orilla del rio. Pude ver la belleza y la pureza del agua, era tan cristalina como el aire. La Moira metió la mano en el agua y sacó una preciosa espada, no era muy grande y cuando la puso en mi mano pude comprobar que prácticamente no pesaba. La empuñadura del arma era de plata con incrustaciones azules y rojas, la hoja sin embargo era de cristal totalmente trasparente y brillante.
-. No, te equivocas, la hoja de esta espada está hecha con el diamante más grande jamás encontrado, esta espada se llama Laurel y solo ha pertenecido a dos personas en la historia de nuestro mundo, su primer portador fue el Dios Ares, Zeus tuvo que arrebatársela por haber abusado de su poder y haberse convertido en un Tirano y sangriento asesino, el segundo portador fue nuestro querido Calisto de Hervás, cuando murió, Laurel regreso al lago para esperar a su siguiente propietario. Esa eres Tú – aclaró. Antes de que me diera cuenta de lo que pasaba una preciosa y ligera vaina se materializó de la nada colocándose a mi espalda, me sobresalte dejando caer la espada que tenía en la mano, esta no llego a tocar el suelo, levito de forma elegante por el aire y se metió dentro de su vaina – ahora es tuya, úsala bien.
Me gire a mirar a mis compañeros que estaba sonrientes y felices esperándome en el claro junto a las otras dos Moiras, pero antes de unirme a ellos y aprovechando la oportunidad de estar a solas con una de las hermanas, la pregunte algo que me inquietaba desde que había descubierto que Evan era el maldito de la profecía.
-. ¿Tengo que tomar su vida? ¿Tengo que matarle? – pregunté angustiada. No me hizo falta explicarme demasiado pues ella ya había visto las preguntas en mi mente antes de que las dijera.
-. Si y no – dijo mientras me sonreía y echaba a andar hacia el claro. Intente pedirle que me lo aclarase mejor – no puedo decirte nada mas, lo siento – se disculpó haciéndome caer otra vez en un callejón sin salida.
Una vez volvimos a estar los tres reunidos las Moiras no tardaron ni dos segundos en enviarnos a través de la burbuja azul de vuelta al monte Elbrus.
Cuando recuperé la vista pude ver a Kaly y a Evan gritando y tendidos en el suelo, inmediatamente me di cuenta de que él sol estaba en lo más alto del cielo ¿Cuánto tiempo habíamos pasado con las Moiras?
De manera desesperada les lance las mochilas y mi chaqueta por encima de su cuerpo y corrí como el demonio hacia la tienda de campaña que habíamos dejado montada antes de irnos, la arranque del suelo y la lleve junto a ellos a la mayor rapidez que me era posible cargando con ese mamotreto, una vez allí metí a los dos vampiros en el interior y respire tranquila cuando dejaron de gritar como si los estuvieran destripando.
Pase cinco minutos sentada sobre mi mochila tomando un poco el sol que calentaba mi cara y mis manos de manera débil y poco efectiva.
Cuando entre en la tienda de campaña Evan y Kaly estaban arropados hasta arriba con sus sacos de dormir, que mas bien parecían bolsas para cadáveres. Me quite la espada y la funda y las coloque en el suelo cerca de mí.
Entré tiritando en mi propio saco y me quede dormida casi al instante. Estaba agotada y nerviosa, no me podía olvidar de lo que habían dicho las Moiras sobre Evan y tuve todo tipo de pesadillas en las que me veía obligada a tomar su vida y matarle para poder llegar a los dominios de la Dama Negra y rescatar a Shane, mi arrogante y engreído vampiro.
Cuando desperté ya estaba anocheciendo y los sacos de dormir de mis compañeros empezaban a moverse.
-. ¿Cómo estáis? – les pregunté cuando salieron de sus fundas.
-. Bien, gracias por ayudarnos, nos hubiésemos frito si no hubieses actuado tan rápido – dijo Kaly mientras rebuscaba en su mochila.
-. Nunca había salido a la luz del sol – dijo Evan que había abierto una bolsa de sangre y la bebía de manera desesperada – fue aterrorizante – terminó con un estremecimiento.
-. Esperemos que no nos vuelva a pasar algo semejante – coincidió Kaly haciendo una mueca de desagrado – mi piel esta estupenda tal y como esta, no necesito broncearme.
-. Chicos, debemos volver – les dije mientras terminaba de comerme un pequeño bocadillo que había sacado de mi mochila.
-. Sí, no quiero seguir en este sitio ni un minuto más – dijo Evan mientras recogía los sacos de dormir.
Cuando tuvimos todo listo saque las runas y di la dirección de la mansión, el portal se abrió rápidamente ante nosotros y no perdimos ni un segundo en atravesar la puerta.
martes, 8 de junio de 2010
SubMundo III
¿Que ocurriría si el mundo que hadas, cambiaformas, vampiros y humanos se destruyera? ¿Quienes sobrevivirían? ¿Que pasaría si a las filas de la Dama Negra se uniera alguien mucho más poderoso que ella?
Sueños, muertes, traiciones y sorpresas se acumulan en esta tercera entrega de la Saga. Dawn ya no solo tiene que lidiar con su furia interior, llegara alguien a su vida que la hará plantearse las cosas de otra manera. En mitad del apocalipsis brillará una luz de esperanza para todos. Cuando quieres controlan el destino y profetizan sean destruidas, todos nuestros protagonistas tendrán que labrase su futuro sin ninguna guía, sin saber si lo que hacen está bien o está mal, sin poder tener en cuenta las consecuencias de sus actos.
¿Qué va a ocurrir cuando el potente aliado de Esteno comience a actuar por su cuenta y tenga el poder suficiente de aniquilar a cualquiera que se ponga en su camino?
Dawn comenzara el viaje en busca de las reliquias de los dioses, sin saber que no sea ella la encargada de utilizarlas y sin saber contra quien tendrá que enfrentarse, sus amigos y ella deberán separarse para ayudar a su gente.
Dawn se quedara sola.... bueno... quizás no tan sola como ella piensa.
domingo, 6 de junio de 2010
PROLOGO
Ha pasado un mes y medio desde que la Dama Negra secuestró a Shane, yo andaba como loca de lado a lado de la casa maldiciendo y golpeando las paredes. Por fin había llegado el momento de mover el culo y empezar a andar el camino que me llevaría a los dominios de Esteno.
El mes anterior había sido un suplicio, había intentado mantenerme fuerte y no dejar que la ira y el dolor me agotasen, pero no había sido fácil, desde que casi me había convertido en furia, mi sed de sangre y venganza estaba muy arraigada en mi corazón y aunque no me debilitaba tanto como antes, todavía podía sentir flojera en las piernas cada vez que me acordaba de Shane.
Durante este mes y medio había descubierto que la sangre me alimentaba y nutría mucho más que la comida humana, también me había dado cuenta de que mis gustos sobre la preparación de la carne habían cambiado radicalmente, ahora los filetes me gustaban muy poco hechos.
Evan, Kaly y Adam habían intentado animarme de todas las maneras posibles, no es que no se lo agradeciera, pero sus intentos habían caído en saco roto, estaba claro que mi estado de ánimo no mejoraría hasta que nos pusiéramos en marcha y dejáramos de estar encerrados en la mansión.
La noche siguiente nos esperaba una gran aventura, después de estudiar detenidamente el manuscrito de Calisto de Hervás habíamos encontrado y llegado a tiempo de emprender nuestro viaje.
Mañana por la noche los planetas estarán debidamente alineados y nosotros podríamos cruzar el puente hacia nuestro destino.
Estaba en la cama dándole vueltas a todo lo que había sucedido en mi vida ese último año y no daba crédito a lo que veía, si alguien me hubiese dicho esto antes de poner un pie en SubMundo, me hubiese reído de él hasta mearme, también le hubiese recomendado asistir a terapia con un buen psiquiatra.
Pero por mucho que intentara sacar todo de mi cabeza, nunca lo conseguía y allí estaba yo, descompuesta, sin Shane y esperando que llegue el día de mi boda con menos entusiasmo y alegría que si estuviera en la cola de un concierto del Dúo Dinámico.
El mes anterior había sido un suplicio, había intentado mantenerme fuerte y no dejar que la ira y el dolor me agotasen, pero no había sido fácil, desde que casi me había convertido en furia, mi sed de sangre y venganza estaba muy arraigada en mi corazón y aunque no me debilitaba tanto como antes, todavía podía sentir flojera en las piernas cada vez que me acordaba de Shane.
Durante este mes y medio había descubierto que la sangre me alimentaba y nutría mucho más que la comida humana, también me había dado cuenta de que mis gustos sobre la preparación de la carne habían cambiado radicalmente, ahora los filetes me gustaban muy poco hechos.
Evan, Kaly y Adam habían intentado animarme de todas las maneras posibles, no es que no se lo agradeciera, pero sus intentos habían caído en saco roto, estaba claro que mi estado de ánimo no mejoraría hasta que nos pusiéramos en marcha y dejáramos de estar encerrados en la mansión.
La noche siguiente nos esperaba una gran aventura, después de estudiar detenidamente el manuscrito de Calisto de Hervás habíamos encontrado y llegado a tiempo de emprender nuestro viaje.
Mañana por la noche los planetas estarán debidamente alineados y nosotros podríamos cruzar el puente hacia nuestro destino.
Estaba en la cama dándole vueltas a todo lo que había sucedido en mi vida ese último año y no daba crédito a lo que veía, si alguien me hubiese dicho esto antes de poner un pie en SubMundo, me hubiese reído de él hasta mearme, también le hubiese recomendado asistir a terapia con un buen psiquiatra.
Pero por mucho que intentara sacar todo de mi cabeza, nunca lo conseguía y allí estaba yo, descompuesta, sin Shane y esperando que llegue el día de mi boda con menos entusiasmo y alegría que si estuviera en la cola de un concierto del Dúo Dinámico.
lunes, 11 de enero de 2010
Exordio SubMundo III
- ¿Crees que es fácil llevar su plan acabo? Es una locura, el jamás cederá ante ella y todo será en vano, yo soy su mano derecha, ¿para qué quiere un consorte?, ¿para que quiere despertar a una bestia así? Sin alma, sin remordimientos, sin sentimientos y tan poderoso como un dios, es una locura, pero es el deseo de mi reina y debo atenerme al plan, si todo sale según lo previsto yo seré la única de mi especie que sobreviva al ataque de la dama, seré única y exclusiva, nadie será mejor que yo, seré tan poderosa y temida como ella.
- Su plan no es tan fácil, es muy difícil crear esa bestia y más difícil aún controlarla – dijo el halcón.
- Todo saldrá según lo planeado, no tienes que preocuparte, yo estaré pendiente de los movimientos de Dawn, por el momento nadie sospecha de mi, nunca han sospechado de mi, a ti y a Hugo os pillaron por estúpidos, pero yo soy mucho mas lista – el halcón revoloteo por la habitación enfadado, no le gustaba nada esa engreída, siempre habia querido matarla, pero la dama nunca le habia dejado hacerlo y eso ponía a Riley de muy mal humor.
- Si el plan de la dama funciona tendremos que tener mucho cuidado con la criatura, nunca se ha hecho nada semejante, la dama nunca ha dado su sangre a ningún ser, pero según las leyendas y los escritos antiguos que recopilamos de SubMundo, esa es la única manera de crearle – a Riley todo ese plan le daba muy mala espina, crear un monstruo tan poderoso que ni si quiera la dama negra creía poder controlar…. pero todo era bienvenido con tal de derrotar a esa banshee. Su reina quería convertirla en una furia y tenerla a su lado mientras atormenta al mundo, pero Riley no estaba por la labor, lo mejor era eliminarla antes de que fuera una furia.
- Tú encárgate de informarnos sobre todo lo que puedas, la dama quiere estar al tanto de cualquier movimiento que haga la banshee, ten vigilada también a la directora Blake, ella es el aliado más importante y poderoso con el que cuentan – le explicó Riley. Hablar con las cuerdas vocales de un halcón era bastante difícil, pero no podía arriesgarse a ser vista o sentida por los habitantes de la casa.
- Estaremos en contacto, dale a mi reina mis más cordiales saludos y… - una voz desde el piso de abajo interrumpió las últimas palabras de la chica – debes marcharte, viene hacia aquí – varios segundos después de que el halcón saliera por la ventana, la puerta del dormitorio se abrió de par en par, revelando la figura de una preciosa y rubia mujer.
- Moira cariño, tu padre y yo nos vamos a la reunión del consejo con Victoria, ¿quieres venir? – preguntó Loil Summer.
- Claro, ahora voy. Deja que me cambie de ropa – respondió Moira mientras abría su enorme armario de madera.
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