Al día siguiente ya estábamos listos para entrar en la primera corte, la de las hadas, teníamos que andarnos con mil ojos y evitar que nos vieran, algo realmente difícil si tenemos en cuenta que teníamos que recorrer todo el edificio para encontrar la estatuilla de Éter.
Habíamos estado esperando toda la tarde a que viniera el vampiro que le había pedido a la directora, pero todavía no había llegado y ya nos estábamos impacientando.
Shane se había levantado con el pie izquierdo y no quería esperarle.
Cuando dieron las siete de la tarde alguien aporreó la puerta del piso, yo saqué mi pistola y todos los demás me imitaron, está bien que tengamos poderes y todo eso, pero yo me sentía más segura llevando un arma, mi estado emocional no me aseguraba al cien por cien que pudiera hacer uso de los poderes y que un ramalazo de tristeza no se escapara de mi "caja fuerte" y me
debilitara en el peor momento posible, pero el mejor motivo para llevar armas es que nuestros enemigos no se lo esperan.
Evan abrió la puerta y dejó pasar a dos vampiros, un hombre y una mujer, aparentaban veinticinco años máximo.
- Hola, soy Dan Fire y esta es mi prima Nereida Fire – presentó el chico, era muy lindo, tenía el cabello negro como el azabache y los ojos azules, era muy alto, sacaba diez centímetros a Evan y a Shane. La chica era una preciosidad, era pelirroja con muchas pecas y los ojos verdes, la verdad es que no se parecían en nada, Nereida era bajita y de complexión robusta.
- Encantada de conoceros, soy Kaly Midnight – Kaly como siempre no dejó pasar la oportunidad de ligar con el bombón de fuego – estos son, Shane Darkness, Evan Shadows y nuestra banshee Dawn Summer – la hubiese pegado un porrazo en la cabeza si hubiese tenido algo a mano que no fuera la pistola, pero en vez de eso sonreí a los dos chicos que me miraban curiosos.
- Ella está conmigo – le dijo Evan a Dan, éste me sonrió de manera muy sexy y le dirigió a Evan una mirada de superioridad, algo fácil teniendo encuentra su altura.
A mí se me revolvieron las tripas y estuve a punto de pegarle un tiro a Evan con la Sig-Sauer que todavía tenía en la mano. La ira me golpeó como un mazo y caí de rodillas soltando la pistola para apoyarme en el suelo con las manos.
- No lo digas – jadeé – ¡no lo mientes mas, no lo insinúes, olvídalo o no seré capaz de cumplir la misión! – en ese momento me lancé contra Evan y le arañé fuerte el brazo con las uñas. Su dolor era exquisito, y me dio la fuerza y el poder que
necesitaba para seguir controlándome. No preguntó por qué lo había hecho, todos, excepto los nuevos, sabían la razón.
- Nos han dicho que necesitáis a vampiros que controlen el fuego – dijo Nereida, algo incómoda por lo sucedido – yo soy capaz de crear fuego en la palma de mi mano y mi primo puede trasportarlo y avivarlo – nos explicó.
- Eso nos vale – dijo Shane.
- Pues no se a qué estamos esperando, vamos a la corte Fairy – dije mientras colocaba las runas doradas y daba la dirección. Ya eran las nueve de la noche y no debería haber muchas hadas por el edificio, pero fuimos armados hasta los dientes, se interponga quien se interponga matarlo, esas eran mis órdenes, no podíamos dejar testigos. Si alguien informara a la Dama de lo que estamos haciendo abriría los portales mañana mismo y no podríamos impedirlo.
El portar Owëd se abrió con una dulce y espesa niebla, la puerta que nos mostró era dorada con flores y árboles tallados, la abrí sin perder más tiempo y entramos.
Estábamos en una habitación oscura, para mi desgracia no tenía la visión nocturna de los vampiros y Shane tuvo que guiarme hasta una puerta.
- ¿Hueles algo? – le susurré a Kaly.
- Esta aquí, pero todavía no capto la esencia – contestó, luego siguió oliendo el aire.
- Salgamos de esta sala – dijo Evan. Me puse delante para abrir la puerta pero él se cruzó en mi camino.
- No, iré primero – me dijo enfrentando mis ojos, que no veían absolutamente nada. Luego me besó en la frente y abrió con cuidado la puerta. No me quejé por el beso, incluso me sentó
bien recibirlo, era una sensación extraña. Había comenzado a perdonarle.
La corte Fairy estaba iluminada solo por las luces de emergencia, al menos de esa manera podía ver más de un metro delante de mis narices. Caminamos todos en silencio hacia una de las salas de reuniones, Kaly se detuvo a olisquear en la puerta.
- Creo que esta aquí – me dijo con una sonrisa. ¿Ya está? Estaba siendo demasiado fácil, esperaba que al menos uno o dos ibliseri estuvieran custodiando la figura. Seguramente nuestro primer robo sería más fácil, cuando se enteraran de que estamos destruyendo los portales alzarían un buen muro de protección, hoy jugábamos con el factor sorpresa y no debíamos desaprovecharlo.
Fue realmente sencillo robar la figura del dios Éter y trasportarla al piso franco, una vez allí, Dan y Nereida la calcinaron junto con la figura del Avatar, ya sólo quedaban dos, esta noche iríamos también a la corte de los cambiaformas y dejaríamos la corte vampiro para el día siguiente, sería la más peligrosa y la más difícil.
- ¿Os las podéis arreglar vosotros cuatro solos en la corte de los cambiaformas? – preguntó Evan dirigiéndose a Kaly, Shane, Dan y Nereida. Yo le miré sorprendida.
- ¿Por qué? – preguntamos Shane y yo a la vez.
- Necesito hablar contigo, es muy importante – me dijo Evan mirándome con sus preciosos ojos azules.
- ¿No puede ser en otro momento? – pregunté algo aturdida.
- No – luego se aclaró la garganta y suavizó su voz – necesito hablar contigo, es importante.
- Está bien, ¿Cómo nos comunicamos en caso de que os metáis en líos? – ¿Por qué no se me ocurrió pedirle a Evan que trajera unos cuantos móviles?
- Por lazo de sangre, solo dura dos o tres días a lo sumo – dijo Dan - Todos los hijos de Érebo pueden comunicarse o pedir socorro con un lazo de sangre, el que debería recibir la llamada de socorro, debe morder al posible emisor, de esa manera se crea un vínculo durante unos días entre los dos, si hubiese algún peligro el emisor solo tendría que pensar muy fuerte en la otra persona.
- Está bien, Evan, muérdeme – dijo Kaly. Sentí una punzada de celos recorrer mi cuerpo, ¿Qué me pasaba? Evan se acercó a la muñeca de Kaly y la mordió con suavidad, un ramalazo de excitación y celos volvió a recorrerme por la piel, dejándome cada vez más confusa.
Shane se debatía entre quedarse e irse, pero al final se marchó, no tenía que olvidar que el no me quería lo suficiente como para arriesgarse a estar conmigo, aunque la verdad es que las palabras de Miguel me habían confundido mucho.
Una vez que se fueron, Evan enfrentó mis ojos y me llevó hacia el salón del piso para que nos sentáramos.
- No sé cómo explicarte esto y pedirte perdón por todo lo que está pasando – dijo abatido – yo también me enfadé mucho con tu madre cuando hizo la promesa, yo tampoco quería atarme a alguien por la fuerza, yo… - le interrumpí asustada.
- ¿Qué significa eso? ¿Tú no estabas de acuerdo? – pregunté cada vez más confundida.
- Cuando tú prometes algo a través de una promesa Oilind, tienes que hacerlo y cumplirlo, nada ni nadie te lo va a impedir. Yo le prometí a tu madre sacarla con mis propias manos de la jaula y ella tenía que prometer algo importante, algo que la costara un sacrificio, prometió casarse conmigo, pero no funcionó y seguí sin poder tocar la plata de la jaula, prometió darme su sangre durante dos años, y tampoco funcionó, estaba comenzando a amanecer y a la desesperada me prometió a su primera hija en matrimonio cuando cumpliera diecinueve años, no pude hacer nada al respecto, mis manos pudieron tocar el metal y sacarla de la jaula, de esa manera se selló la promesa y quedó recogida en los telares de las Moiras5 y en el oráculo de Delfos, por eso las cortes lo han sabido y nos han obligado a cumplirla – se detuvo esperando que yo dijera algo, pero estaba demasiado sorprendida para hablar, así que continuó con su monólogo – fui a verte al nacer, y le dije a tu madre que no quería saber nada de esto, que no me quería atar a un hada, y menos a una tan distinta a las demás – alzó la vista de sus rodillas y me miró con resignación – tu madre estuvo de acuerdo en romper la promesa, pero yo volví a verte hace dos veranos,
5 Las Moiras son seres pertenecientes a la mitología griega, personificación del destino. Las Moiras son tres, Cloto, Láquesis y Átropos, "la que hila", "la que asigna el destino" y "la inflexible". Como diosas del destino velan porque el destino de cada cual se cumpla, incluyendo el de los propios dioses y tejen en un telar el pasado presente y futuro.
cuando tenías diecisiete años recién cumplidos, me escondí detrás de unos setos en un parque cercano a tu casa y te vi defender a un viejecito de tu hermanastra y sus amigos, en ese momento me enamoré de ti, y ese sentimiento me inundó y me desesperó, pedí a la directora Black que me dejara empezar el curso un año antes que tu y me lo concedió. Quería dejar de estar enamorado de alguien a quien no conocía y que por alguna extraña razón tenía idealizado. Deseé que fueras como todas las demás hadas, por eso me comporte tan mal contigo, cuando vi que tu luz se encendía negra después de beber del cáliz de Lozor… sabía que eras distinta, y quise que me odiaras y sobre todo, quise odiarte, pero todo fue en vano, cada contestación tuya a una de mis groserías o a alguno de mis actos me hacía desearte más y más. Cuando la Señora. Stock me hechizó, pensé que estaba todo perdido, que me odiarías y jamás me perdonarías, pero otra vez me volviste a sorprender, vale, siempre he sido un tocapelotas y un imbécil con la gente, pero contigo era distinto. No sabes lo mal que lo pasé cuando estabas con Shane en el apartamento de la directora, estuve a punto de salir de tu mochila y matarle, pero conseguí no desesperarme.
Al finalizar el semestre pasado dos guardias reales me trajeron una notificación de la corte de los vampiros que me instaba obligatoriamente a cumplir con mi promesa bajo pena de tortura y muerte, quise ganarme tu corazón durante estos meses, para que cuando supieras la verdad no te importara, incluso pensé que el lio de Shane con Nicky te apartaría más de él, pero no soy un mentiroso ni un rastrero y aquel día en la cama te confesé que su relación era una farsa, tiré piedras a mi propio tejado, no me arrepiento, pero sé que no he salido beneficiado - ¡Oh Dios mío! No sabía qué debía decirle, nadie se me había declarado de esa manera, mis sentimientos de rencor desaparecieron de un plumazo, él también había estado luchando contra esto, ¿Qué
podía hacer yo?, Shane había dejado muy claro, al menos con palabras, que no estaba dispuesto a arriesgarse a estar conmigo.
- No sé qué pensar de todo esto ni como sentirme –le confesé, también me di cuenta de que mi madre, a diferencia de las otras hadas, nunca me había hablado mal de los vampiros, como dijo la directora, no me habían inculcado el odio hacia ellos, ahora comprendía muy bien el por qué – para serte sincera debo reconocerte que estoy muy enamorada de Shane, pero también… siento algo por ti, sé que es algo fuerte pero estoy hecha un lio y por el momento no me puedo decidir por ninguno de los dos.
- Eso es más de lo que esperaba oír – dijo sonriéndome tímidamente – me alegra que no me odies, me alegra mucho oírte decir que tienes dudas, aunque para ti sea un suplicio para mí significa una esperanza.
- Sabes que no soy una mentirosa ni soy una hipócrita, pero quiero dejarte claro que primero y ante todo está mi amor por Shane, no sé por qué es tan fuerte y tan desgarrador, pero lo es y no puedo hacer nada al respecto – le dije sinceramente.
- Hay algo que debes hacer antes de que sigamos el camino… - sabía perfectamente que se refería a la perdida de mi virginidad, pero ¿con quién lo haría? ¿No me uniría más a la persona que eligiera para hacer el amor? Me conocía lo suficiente como para saber que si me acostaba con alguno de los dos terminaría más enamorada y desequilibraría la balanza.
- No lo he pensado todavía pero creo que lo mejor sería que no fuérais ninguno de los dos – le confesé nerviosa.
- ¡¿Cómo?! – preguntó levantándose de golpe.
- Sabes tan bien como yo que mis sentimientos por el que se acueste conmigo serán más fuertes y creo que también sabes que en estos momentos me decidiría por Shane – le dije a la defensiva.
- No pienso dejar que ningún otro te toque – dijo apretando los dientes, estaba furioso y yo podía sentir esa ira creciendo dentro de mí y transformándose en poder y energía.
- No lo voy a hacer, con ninguno de los dos, al menos por el momento, tenemos que ocuparnos de cosas más importantes y estoy capacitada para hacerlo con mis poderes actuales, no creo que haya mucha diferencia – dije muy poco convencida.
- Es tu decisión – reconoció Evan mientras se levantaba y caminaba hacia la cocina.
Pasaron quince minutos más hasta que Shane y los demás volvieron de la corte de los cambiaformas, por lo visto también había resultado realmente fácil, cada momento que pasaba me daba más mala espina, ¿realmente era tan estúpida la Dama? ¿No sería una trampa? Mañana en la corte de los vampiros lo averiguaríamos, debíamos atacar de día, pero toda mi "unidad de combate" eran vampiros y no podían tolerar estar despiertos a esas horas, por lo que tendríamos que ir por la noche, cuando todos los funcionarios y demás trabajadores estuvieran en el edificio. Mañana se habrá corrido la voz del robo de las estatuas y los infiltrados de la corte vampiro estarían al tanto de nuestro propósito y no nos lo pondrían tan fácil.
Cenamos todos juntos en el salón y vimos un rato la televisión, me sentí mucho más relajada que antes y rápidamente me quedé
dormida en el sofá, al cabo de un rato sentí que Kaly me cogía en brazos para llevarme a la cama. Shane y Evan compartían ahora un dormitorio, Dan y Nereida compartían el otro.
Alrededor de las seis de la mañana una amargura extraña recorrió todo mi cuerpo renovando mis fuerzas, alguien estaba muy amargado y cabreado.
Me incorporé en la cama e intenté localizar la fuente de esos sentimientos, de golpe y porrazo salí despedida de mi cuerpo volviendo a convertirme en un fantasma, pude verme sentada sobre mi cama con los ojos cerrados. Me había proyectado astralmente sin proponérmelo ¿o había sido mi ansia por saber quien estaba sufriendo lo que había provocado mi proyección?
Me dirigí hacia la habitación de Shane y Evan, sintiendo cómo las emociones se arremolinaban allí.
Atravesé la puerta y los vi de pie uno frente a otro. Seguían sin poder verme, pero no me quería arriesgar a que me oyeran, así que permanecí en silencio y escuché su acalorada conversación.
- Ella es mía y no vas a volver a acercarte – le dijo Evan con rabia.
- ¿Quién me lo va a impedir? – Espetó Shane – ella no te quiere a ti, me ama, y yo la amo a ella, no vas a separarnos – dijo dejándome de piedra, ¿no se suponía que él había renunciado a mí por miedo a que le cogieran?
- También me quiere a mí – dijo Evan bajando la mirada.
- Es ella la que tiene que elegir entre nosotros dos – dijo Shane – no una maldita promesa Oilind. No quiero hacerle daño, solo quiero estar a su lado, ella es lo único que me hace inmensamente feliz, rozarla, besarla… todo, porque la quiero y
sé que jamás voy a olvidarla, sé que esto es amor de verdad y no puedo estar lejos de ella, me muero por dentro cada vez que te veo con Dawn, me destroza cada vez que la tocas y el beso que te dio la noche que murió Lucía Reyes me abrió los ojos, me hizo entender que lo que siento por ella no lo puedo explicar con palabras, que cada parte de mi alma se despierta soñándola y añorando sus besos y que estoy dispuesto a pagar el precio que sea necesario por tenerla en mis brazos, deseo pasar mi vida a su lado y si no puedo hacerlo me dará exactamente igual todo – era el discurso más largo y sincero que había escuchado salir de la boca de Shane, me dejó sin palabras. Estaba confundida y emocionada, mis ojos no aguantaron las lágrimas por más tiempo y estas se derramaron por mis mejillas mojando mi rostro o, mejor dicho, no-rostro
- Yo tampoco estoy contento con eso de la promesa, no quería que se uniera a mí a la fuerza – gritó Evan cada vez más nervioso.
- Pues eso es lo que va a pasar Evan, ella tendrá que estar contigo por la fuerza – afirmó Shane con una sonrisa en la cara que no auguraba nada bueno – a menos que mueras – sus palabras me dejaron helada y aguanté la respiración ¿estaba Shane pensando en matar a Evan? Evan también se quedó perplejo.
- ¿Vas a matarme? – preguntó fingiendo miedo, luego le sonrió – no me hagas reír, sabes tan bien como yo que con Dawn no vale jugar sucio, ¿crees que te perdonaría que me matases? – Evan tenía toda la razón, jamás perdonaría a Shane si hiciera algo tan monstruoso.
- No voy a matarte, no seas estúpido – respondió Shane sentándose en la cama - ¿Dónde nos deja esto? – preguntó resignado.
- No lo sé, pero ella debe madurar pronto y dice que no quiere hacerlo con ninguno de los dos – chivato.
- ¿Qué? – gritó Shane volviéndose a levantar de la cama. La misma reacción que había tenido Evan – no puede estar hablando en serio… ¿no?
- Te estoy diciendo que no lo sé, aunque ella piensa que la has abandonado – comentó Evan.
- Le dije todo eso para que le fuera más fácil aceptar la maldita promesa, lo hice por ella y solo por ella – Shane se echó las manos a la cabeza y suspiró – no sabes lo difícil que fue para mí, no tienes ni idea – dijo apenado.
- No soy ninguna piedra Shane, se lo difícil que debió de resultarte, tengo cuatrocientos años, se de lo que hablo, no sé por qué está enamorada de alguien como tú, que siempre has usado a las mujeres como si fueran pañuelos desechables, joder, has estado con más mujeres que yo en mis muchos años – dijo Evan sonriente.
- Solo me he acostado con dos de esas mujeres, así que no te atrevas…
- ¿A llamarte mujeriego? – preguntó Evan con sarcasmo.
- No voy a renunciar a Dawn, y sé que tú tampoco, cuando llegue el momento ella tendrá que elegir, si no lo hace entonces
uno de los dos debe desistir o enfrentarnos a un tratado Koreltez – dijo Shane poniéndose muy serio. Evan también asintió solemne. Había escuchado hablar de ese tratado, en la antigüedad era un método que se usaba muy a menudo, era una lucha a muerte entre los dos aspirantes, normalmente siempre eran mujeres las que luchaban porque sus amantes no se decidían por ninguna de ellas. ¿Sería yo la primera mujer de la historia por la que lucharan dos pretendientes? No había ningún antecedente, las mujeres saben lo que quieren y a quien quieren, nunca habían tenido que recurrir a ese método y yo tampoco pensaba hacerlo. Me decidiría por uno de los dos. Pero ahora no era el momento.
Volví rápidamente a mi cuerpo en el mismo momento que sus sentimientos se aplacaron. Allí estaba yo, sentada y llorosa, pensando que debería hacer con dos hombres cuando el destino del mundo, literalmente hablando, estaba en mis manos y en las de mis compañeros.
Tardé mucho en dormirme pero antes de que despuntara el alba mi cansancio y mis nervios me habían sumido en la inconsciencia de los sueños.
6 comentarios:
*0* TEAM SHANE PRESENTE!!!
xD Por favor, Dawn, quédate con él!!!
La historia está excelente, ya quiero saber qué má sigue!
¡¡Muchos saludos!!
Que horro, no quiero que se maten mutuamente.
No se por que pero me gusta mas Evan.
Besos nos vemos
bye
Yo los amo a los dos!!!! pero mas a Shane q lindo todo lo que dijo de como le queria.....q emocion!!! y ahora que va a pasar????...
bueno sigue con la historia esta buenisima si me dejas todo la semana pensando en Dawn y en Shane en mi trabajo jejejeje
ooooooohhhh estoy emocionadicima y yo soy 100% Shane lo amo pero creo k Evan merece un pedacito de cielo quiero k el sea el primero y k desp ya se quede con shane
bye
hasta el viernes
xoxoxoxoxoxo
jajaja, mientras escribia el libro sufrí las mismas dudas que la protagonista, y mucha gente ahora no sabe por cual de los dos chicos decidirse.
T.T Cuando se decida x uno de los dos o a alguno le pase algo moriree! Me encantan los dos, tampoco puedo decidirme x ninguno xDD
ooh! Me encanta la historia Dawn! Esta super emocionante =DD
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