Sabía perfectamente lo que era una promesa Oilind, sabía que si la promesa se rompía, la maldición de Oilind caería sobre los implicados y sus familias, normalmente sobre sus descendientes. ¿Cuál es la maldición?, nadie ha sido tan tonto como para romper una promesa de esta magnitud, pero durante la historia se han escuchado casos horribles, desde malformaciones en los descendientes hasta canibalismo.
Con ese pensamiento me desperté de mi letargo, estaba en mi dormitorio, o al menos así lo sentía, no había nadie a mí alrededor y me arriesgué a abrir los ojos.
Estaba sola tumbada sobre mi cama y me sentía extraña, sentía todo mi cuerpo como una madeja de músculos sin vida, antes de poder levantarme la puerta se abrió con gran estruendo y Shane se precipitó sobre mí.
- ¿Estás bien? – me preguntó asustado mientras me ayudaba a incorporarme, me fijé que sus ojos estaban rojos y su cara algo demacrada.
- ¿Cuánto tiempo llevo así? – pregunté con la voz quebradiza y pastosa. Shane me alcanzó un vaso de agua de mi mesilla y me contestó mientras bebía.
- Dos días – dijo sentándose a mi lado – ya me he enterado de lo de Evan – comentó mientras se echaba las manos a la cabeza.
- No pienso ceder – dije rotundamente.
- Tienes que hacerlo – me dijo Shane con voz ronca.
- No, prefiero arriesgarme a la maldición o a la muerte – contesté convencida.
- Moriría la gente de tu alrededor, y tú no podrías soportarlo como banshee, sabes lo que sucedería con la tortura… - su voz se quebró y no pudo continuar.
- Pero yo te quiero a ti, ¿Cómo voy a estar con otra persona que no seas tú? ¿No voy a enloquecer igual? – pregunté mientras alargaba mi mano para tocarle. Shane se deshizo de mi agarre y se sentó frente a mí en la cama de Evan.
- No voy a arriesgarme a morir o a ser torturado para que tú te transformes – hizo una pausa y continuó mientras se pasaba la mano por su pelo – están detrás de mí, si te niegas me cogerán y me matarán – algo me decía que Shane no tenía miedo a esa tortura o a esa muerte, Shane tenía miedo a que me transformara en una furia por su causa.
¿Dónde nos deja esto? – pregunté angustiada, sabía que se iba a alejar de mí, lo sentía y también sabía que no podía hacer nada al respecto.
- Tenemos que dejar de vernos, tienes que estar con Evan, tienes que cumplir tu parte del trato y ganar tiempo, si te rindes ahora todo habrá terminado, pero si cumples el trato y después vencemos a la Dama Negra, podrás recuperar tu libertad – me dijo muy poco convencido.
- No pienso rendirme, te quiero a ti, no a Evan y no pienso dejarme pisar – dije ahogadamente, sabía que no tenía ninguna razón, ningún sentido, porque no me quedaba ninguna opción.
- Solo te librarías de la maldición si Evan quiere perdonar a tu madre la promesa, pero eso no va a suceder, a Evan le obliga la corte a mantenerse firme. Si te niegas a cumplir esa promesa, tu descendencia será corrompida con la maldición y ellos tendrán un buen motivo para cogernos a mí y a tus más allegados y torturarnos, es la forma más rápida de convertirte en furia, no les des lo que quieren – dijo mientras ponía sus manos sobre su cara. A Shane le estaba resultando muy difícil decirme esto.
- ¡Escapémonos! – grité mientras mis ojos se llenaban de lágrimas.
- No podemos, no voy a arriesgarme a que me torturen, yo tengo una vida preciosa con la que seguir adelante y no la voy a tirar por la borda, te quiero, pero no lo suficiente para pasar por todo esto, olvídate de mi y haz lo que es mejor para todos, cumple la promesa y destruye a la Dama Negra – sus palabras me dejaron helada, no supe qué contestar, no me quería lo
suficiente, lo había dicho él y yo no podía luchar contra eso, si una rotura de corazón se pudiera escuchar, ahora mismo la habitación estaría cayéndose a pedazos, las punzadas en mi pecho y mi estómago fueron dolorosas, y mis lágrimas no dejaban de correr por mis mejillas, no podía encontrar sus ojos, tenía la cara tapada con sus manos, pero ya no quería mirarle, me sentía más traicionada si cabe, la única persona que pensaba que realmente me quería y que lucharía por mí, se acababa de derrumbar. Cobarde, era la única palabra que me venía a la mente para describir a Shane Darkness.
- Márchate – le dije en un susurro.
- Está bien – dijo mientras se levantaba y se dirigía a la puerta. No encontró mis ojos ni una sola vez antes de marcharse. Cobarde.
Me quedé sentada en la cama durante un rato, le di mil vueltas a todo y solo se me ocurrió una solución para mi problema, matar a la Dama Negra y obligar a Evan a perdonarle la promesa a mi madre. Hace unos meses pensaba que convertirme en furia no era una opción aceptable, pero ahora comenzaba a sopesar la idea, sería poderosa y casi invencible, podría tener lo que quisiese y podría destruir a la Dama con mucha más facilidad. No sé en qué momento entre mis pensamientos y mis sollozos apareció Miguel en mi dormitorio.
Cuando alcé la cabeza pude verle, ya no vestía como un viejo decrépito, llevaba una túnica azul y me sonreía con cariño. No lo pensé, solo actué y me lancé a sus brazos a llorar, él me reconfortó como un padre y como un amigo.
- Mi pequeña… lo siento tanto – dijo cuando dejé de sollozar y enfrenté sus ojos también húmedos.
Yo-yo no sé qué hacer – tartamudeé.
- No puedo decirte lo que debes o no hacer, pero puedo orientarte – hizo una pausa sopesando las opciones y luego prosiguió – quedan dos meses para tu cumpleaños, así que deberías olvidarte de la promesa por el momento, debes encontrar los portales de Esteno y destruirlos antes de que sea demasiado tarde, debes entrenarte, debes controlar tus poderes y ampliarlos, pero nunca como una furia, eso sería nuestro fin. Por último tienes que matar a Esteno.
- No soy feliz y mi propio dolor me debilita – dije sinceramente – ¿Cómo voy a poder hacer todo eso? – le pregunté.
- Lo sé y ese en uno de tus puntos débiles, Esteno lo sabe y por eso te ataca de esta manera, debes ser fuerte y pensar en algo que te haga feliz, piensa en la luz que podrás ver cuando todo esto termine, yo, como Arcángel, te libraré de la maldición de Oilind cuando hayas destruido a Esteno – sus palabras fueron como un chute de energía, y aunque ya no quería estar con Shane por su cobardía, por lo menos podría ser libre de estar con quien quisiera.
- Él no me quiere – dije sin pensar. Miguel rio mientras me volvía abrazar.
- ¿Estás segura? – preguntó, yo asentí con la cabeza y él me abrazó fuerte.
- Si tuvieras tantos años como yo, no juzgarías los sentimientos de las personas tan rápido, piénsalo, tú quizás tampoco le
quieras lo suficiente, ¿no te resultaría egoísta marcharte con él y dejar que otras personas paguen las consecuencias? ¿No sería egoísta que le pidieras que quedara maldito por estar contigo? o ¿que se expusiera a una muerte dolorosa y lenta por ti? – vaya, visto así me di cuenta que mi comportamiento había sido muy egoísta, tenía razón en no arriesgarse, además había sido mejor para mí darme cuenta de que no me amaba lo suficiente… ¿o quizás es que me amaba demasiado para arriesgarse a perderme o verme transformada? Mi cabeza estaba hecha un lio, pero tenía algo claro, me olvidaría de la promesa de Oilind antes de que me volviera loca y me debilitara, me ocuparía de ello cuando llegara el momento. Mi primera preocupación ahora eran los portales, ya había perdido mucho tiempo y tenía que ponerme manos a la obra.
- Tienes razón, lo primero que voy a hacer es localizar esos portales y destruirlos – le dije mientras me ponía de pie con energías renovadas.
- En eso puedo ayudarte, aquí tienes el portal que había en SubMundo – dijo mientras me entregaba una pequeña estatuilla de él mismo. Le miré atontada y con los ojos como platos, él se rió divertido.
- Bueno, la directora Black es una vieja conocida y me rezó para que viniera a verte, levantó las protecciones y pude entrar en la escuela, mientras dormías tuve tiempo de registrar el instituto y la encontré – yo tomé en mi mano la pequeña figura y sentí de pronto un estremecimiento seguido por varios flases de imágenes en mi cabeza. Vi a Miguel encontrando la figura y entregándomela, después me vi a mi misma enseñándosela a Kaly, Evan y Shane.
- ¿Qué ha sido eso? – pregunté sorprendida, había visto el pasado inmediato, el presente y el futuro de la estatua.
- La psicometría es un don muy particular, solo lo poseen las banshees, puedes ver el pasado, el presente y futuro de un objeto, es una buena guía – me dijo mientras se desvanecía.
Miguel desapareció dejándome sola en mi dormitorio, la estatuilla desprendía una serie de vibraciones que me ponían los pelos de punta, no tenía tiempo que perder, tenía que avisar a Shane, Evan y Kaly y enseñarles la figura.
Algo en mi interior me dijo que no hacía falta que fuera a buscarlos, así que pensé en ellos y les llamé en mi mente, en poco más de dos minutos mis tres compañeros de batalla estaban atónitos en la puerta de mi habitación.
- ¿Cómo has hecho eso? – Preguntó Kaly mientras me abrazaba - ¿a qué huele? – dijo mientras arrugaba la nariz y bajaba la cabeza hacia la figura, en ese momento se la acerqué a la cara y ella echó un paso atrás, les miré fijamente a los tres y vi que se acababa de cumplir mi visión.
- ¿La hueles? – pregunté divertida a Kaly.
- Si, huele a miedo – dijo asustada - ¿Qué demonios es? – preguntó al ver que Evan y Shane miraban la figura con incredulidad.
- Que te lo explique Evan – le contesté a Kaly. Me dolía estar cerca de Shane pero tenía que cerrar mis sentimientos, no podía desconcentrarme y decidí centrarme solo en esto, lo demás ya lo iría arreglando sobre la marcha. Evan estaba explicándole
detenidamente a Kaly lo de los portales de la Dama, cuando terminó, yo me apresuré a preguntarla.
- ¿Nos vas a ayudar? Nos vendría muy bien alguien capaz de oler las figuras – sabía que Kaly no se iba a negar a una excursión peligrosa y divertida (al menos para ella) fuera del instituto.
- ¿Estás de broma? ¡Pues claro que me apunto! – dijo con entusiasmo.
- Voy a necesitar armas – le dije a Evan, sabía que él era el único que podría conseguir lo que necesitaba – balas de cobre y de plata, necesitaremos también un piso franco, quiero salir del instituto lo antes posible – nadie dijo nada, los tres me miraron aturdidos y muy sorprendidos.
- ¿Dónde encontraste la figura? – preguntó Shane.
- Me la trajo un viejo amigo, Evan, ¿puedes conseguirme lo que te he pedido? – espeté con rapidez para evitar más preguntas sobre el Avatar.
- Si, ¿para cuándo lo necesitas? – preguntó todavía algo confundido, sabía que mi manera de comportarme era extraña en estas circunstancias, así que lo aclaré con rapidez para evitar preguntas.
- Como sabéis, cuanto más sufro, más me debilito y más posibilidades tengo de que la bestia que hay en mí me gane la partida. Con respecto a la promesa – dije mirando a los ojos azules de Evan – me encargaré de ello cuando llegue el momento, pero ahora mismo no soy de nadie – luego miré a
Shane – nosotros tendremos que hablar algunas cosas, pero tampoco es problema ahora mismo, mi misión principal es destruir estas estatuas – expliqué mientras alzaba la mano para enseñar la figura del Avatar - ¿estáis de acuerdo conmigo? – pregunté.
- Sí – contestaron los tres ya más relajados.
- Perfecto, Evan, consigue lo que te he pedido, Kaly, necesito que hagas acopio de alimentos, mucha sangre para vosotros y comida para mí, algo así como para una semana – les ordené educadamente, Kaly y Evan salieron de mi dormitorio y Shane y yo nos quedamos solos.
- ¿Estás bien? – me preguntó preocupado.
- Sí, pero no vuelvas a hacerme esa pregunta – le rogué mientras sentía un ramalazo de debilidad en mi estomago.
- Muy bien, ¿Qué quieres que haga yo? – preguntó.
- Las maletas – le contesté mientras me giraba para poder hundirme en sus ojos verdes.
- Muy bien – dijo, pero no se movió, siguió parado frente a mí atrapando mi mirada, no pude evitarlo y me lancé a sus brazos y a sus labios. Shane me recogió con fiereza y me apretó fuerte contra su pecho mientras profundizaba con desesperación en nuestro beso.
- No deberíamos… - jadeó Shane, le detuve con otro beso mientras le acariciaba la espalda y él se dejó llevar otra vez.
- Es nuestro beso de despedida – me justifiqué – ya no habrá ninguno más – dije mientras le seguía besando con pasión y él asentía hechizado.
- Vale… pero…- no le dejé decir nada más y le di el verdadero último beso. Cuando me separé pude ver que sus ojos, como los míos estaban húmedos. No me dejé caer y me mantuve firme para evitar debilitarme.
-. Bueno, es la última vez que lo hago, te lo prometo – le dije algo avergonzada.
-. No hay… – se quebró, luego aclaró su garganta y prosiguió todavía con voz ronca – ningún problema.
Desde aquel momento todo comenzó a suceder con una rapidez asombrosa, Evan y Kaly ya habían hecho su parte y estaban junto con Shane haciendo las maletas para marcharnos, yo aproveché para ir a ver a la directora y pedirle lo único que me faltaba.
No me entretuve mucho con ella, le pedí que me mandara a un vampiro de confianza que fuera capaz de controlar el fuego, necesitaba a alguien así para fulminar las estatuillas lo antes posible. La directora me aseguró que pronto me mandaría al piso franco a alguien que cumpliera esas características y un coche rápido.
Hice con rapidez las maletas y me reuní con el resto en el dormitorio de Shane, allí había cuatro maletas de ropa y otras cuatro con alimentos y bolsas de sangre.
No sabía ni cómo ni por qué pero cuando saqué de mi bolsillo las runas doradas de Miguel supe exactamente como tenía que utilizarlas, pedí a Evan la dirección del piso y abrí un portal directo.
En menos de dos horas y media ya estábamos en el piso. Tenía tres habitaciones con dos camas cada una, una cocina bastante amplia con un frigorífico lo suficientemente grande como para guardar el doble de provisiones de sangre de las que Kaly había traído.
El piso estaba en una pequeña ciudad llamada Nerilad, donde, según la directora, pasaríamos desapercibidos.
Después de asentarnos en las habitaciones, Kaly y yo íbamos a compartir una, los cuatro nos sentamos en los sofás del salón mientras Evan sacaba todas las armas que había conseguido.
-. Bueno, aquí tengo algunas pistolas, tendré que enseñaros un poco como se usan- dijo mientras terminaba de colocar la munición sobre la mesa del salón. Me acerqué más a las armas y cogí una Sig-Sauer p220 de 9mm parabellum y la cargué con su cargador correspondiente, haciendo alarde de mi conocimiento sobre armamento.
-. Yo me quedo con la Sig-Sauer de 9mm, prefiero las semiautomáticas – dije dejando a todos mis compañeros boquiabiertos - ¿Qué pasa? – Pregunté mientras me reía – mi mejor amigo era un chico y siempre nos gustaron las armas – me justifiqué un poco avergonzada.
-. Estás llena de sorpresas – dijo Kaly, que se reía y negaba con la cabeza – yo no tengo ni idea de armas, ¿Cuál puedo llevar yo? – me preguntó. Revisé todas las armas y machetes y decidí que lo mejor para mi dulce amiga era una Glok 18.
-. Esta es la mejor para ti, es una Glock 18, es totalmente automática – cargué la pistola con el cargador adecuado y se la entregué – solo tienes que apuntar a la cabeza o al corazón y disparar, no es difícil.
-. He traído balas de plata para los vampiros y de cobre para los ibliseri y los cambiaformas – dijo Evan mientras sonreía impresionado.
-. Muy bien, yo quiero esa – dijo Shane señalando una Colt M1911.
-. Esa es perfecta para ti – dije sonriendo – es una Colt semiautomática, ¿te explico cómo se usa? – Shane asintió avergonzado por su poco conocimiento en armas – lo primero que tienes que hacer es insertar el cargador con las balas – le fui explicando mientras le iba haciendo la demostración – luego retraes la corredera hasta insertar un cartucho en la recámara y a la vez estas amartillando la pistola, o lo que es lo mismo, el percutor ya está listo sobre el diente de escape – amartillé el arma para que lo viera – después realizas el disparo y ya no hace falta que vuelvas a amartillar el arma, verás como el casquillo sale disparado de la pistola cuando hace el retroceso y después ya puedes disparar todo el cargador – dicho esto, desmonté el arma y saqué la bala de la recámara para entregársela descargada.
-. Evan, ¿Cuál va a ser tu arma? – pregunté imaginándome que el M16 que estaba en la mesa iba a ser el elegido. Evan me sonrió y me señaló el fusil de asalto, este tío sabía lo que se estaba haciendo.
Después de recoger algunas armas sobrantes de la mesa y guardarlas en una maleta bajo mi cama, fuimos a la cocina para cenar. Kaly y Evan ya habían puesto la mesa y me habían preparado un plato de verduras salteadas con ternera.
-. ¿Quién me ha hecho la cena? – pregunté gratamente sorprendida mientras degustaba las verduras, estaba riquísimo, así que descarte a Kaly, que tenía pinta de ser un desastre en la cocina.
-. Yo, ¿te gusta? – preguntó Evan. Todavía estaba algo extraño, entre avergonzado y triste por todo lo que se nos venía encima, pero también sentía esperanza y ansias de estar a mi lado y me asustó la reacción de mi cuerpo, me acobardó poder llegar a quererle lo suficiente como para tener dudas acerca de mi amor por Shane. El tenía presente que estaba muy enamorada, pero no perdía la esperanza y yo sabía que no se rendiría. Me asustaban mucho sus sentimientos, no solo porque yo también sentía algo de cariño y atracción hacia él, sino también porque podía ver la sinceridad de esas emociones tan profundas, él estaba enamorado y, como yo, no desistiríamos en nuestro propósito de estar con la persona amada, el problema era que uno de los dos tenía que perder en este juego, era imposible que ambos ganásemos.
-. Sí, está muy rico, gracias – dije educadamente, Shane y Evan no se hablaban, no me había dado cuenta hasta que nos pusimos a cenar, tenía que hacer algo al respecto, esto iba a ser una unidad de combate, teníamos que estar juntos y unidos, si no todo se iría a la mierda.
Después de la cena nos sentamos todos en los sofás, procuré no ponerme cerca de ninguno de los dos chicos y me quedé entre Kaly y la pared.
-. Chicos, no podéis seguir así, tenéis que hablar o por lo menos ser cordiales, no os pido que seáis los mejores amigos, pero en estos momentos tenemos que estar unidos – dije del tirón – yo soy la que peor parte lleva en todo esto y estoy haciendo un gran
esfuerzo para dejarlo atrás y olvidarme, sigamos como antes de saber lo de la promesa de mi madre, al menos por el momento, ya tendremos tiempo de preocuparnos después, ni siquiera sabemos si saldremos vivos de esta – aclaré finalmente.
-. Claro que saldremos vivos – dijo Evan frunciendo el ceño – no voy a dejar que os ocurra nada a ninguno.
-. Por mí no te preocupes – escupió Shane.
-. A esto me refiero, esto os desconcentra y necesito teneros al cien por cien – dije solemne. Shane me lanzó una pícara sonrisa y no pude evitar sonreír al darme cuenta de por dónde iban sus pensamientos.
-. Los hombres siempre pensando en lo mismo – saltó Kaly antes de poder hacerlo yo.
Por fin los cuatro nos echamos unas risas mientras veíamos la tele y hacíamos algunas bromas, cada momento que pasábamos así, recuperaba energías y fuerza, notaba cómo la sensación de vacío que ocupaba mi pecho se tapaba con una fina tela de seda que evitaba que mis sentimientos oscuros salieran a la superficie y me debilitaran.
8 comentarios:
geniall el capitulo,, yaquiero saber que pasa,, cuantos capitulos tiene submundo II??
ahhh
quien sera el vampiro o vampiresa k enviara la directora????
muy bueno el capitulo, me encanto...
estoy ancioosa por el otro!!!
quiero que sea el miercoles XD
besos!!!
Buenisisisimo el cap ,
pero k tristeza amo a Shane y quiero k se quede con el pero Evan no esta tan maal y k bien escribes ya me tienes de nervios ahhhh!!!
bye xoxoxoxoxoxo
Este capi es como un bálsamo luego del anterior XD!!
Ojalá que Miguel le ayude con lo de la promesa :D
¡¡Saludos, Dawn!!
Me da pena Evan, yo me ofrezco para casarme con el XD
besos
nos vemos
yo kiero k haya temita con shane YAAAAAAAAAAAAA!!!!!!!!!!!! porfaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa
Enhorabuena por la gran historia que has creado, me ha tenido enganchada desde el principio y no he podido parar de leer hasta que he devorado todo lo que habías colgado!!
Ojalá publiquen tu libro, porque la historia es realmente buena, te lo mereces!!
Deseando leer la continuación!!
Besos
Gemma
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