“La noche que Júpiter, Mercurio, Alamus y Esterra estén alineados,
debes buscar el puente que te guiara hacia las Moiras, este puente
Está situado sobre la Montaña del Destino,
en el mundo humano se la conoce como el Monte Elbrus.
Ellas te otorgaran dos presentes, el primero será la verdad de algo
que ansíes saber y el segundo será la espada de poder.
Ellas te darán su bendición y la espada que un día le fue arrebatada al Dios Ares por su crueldad y su falta de compasión.”
Calisto de Hervás
Por fin nos estábamos preparando para el viaje, Evan, Kaly y yo guardábamos algunas provisiones y armas en varias mochilas, no sabíamos cuanto tiempo íbamos a estar fuera y como bien dicen las madres, mejor que sobre que no falte.
Habíamos tenido muchísima suerte, la conjunción de los planetas solo se produce una vez cada dos años y estoy segura de que si hubiese tenido que esperar tanto tiempo me habría vuelto loca.
Adam se quedaría de guardián en la mansión y no estaba muy contento por con ello.
Hoy visitaríamos a las Moiras y con ello comenzaríamos el viaje que tanto ansiaba, no por afán de gloria, si no por Shane, lo único que me importaba era sacarle de donde quiera que estuviera retenido y matar con mis propias manos a la Dama.
-. ¿Estás lista para abrir el portal? – preguntó Evan sacándome de mis cavilaciones.
-. Sí, ¿Cuál es la dirección que le tengo que dar? – pregunté mientras cogía las runas doradas de mi bolsillo.
-. No estoy muy seguro, se que el monte Elbrus está en Rusia, pero no sé dónde está el puente, creo que deberías decirle a las runas que nos lleven directamente al puente o por mucho abrigo que llevemos nos vamos a congelar de frio – dijo Evan mientras intentaba doblar un mapa para meterlo en su mochila.
-. Está bien – contesté mientras ponía una de las runas en el suelo y le daba la dirección. Al cabo de unos segundos una puerta brillante de hielo se materializó en el salón de la mansión, Evan no me dejo ir primero y se interpuso en mi camino.
Una vez que se abrió la puerta, una ráfaga de aire helado y trozos de hielo entraron en nuestro salón creando un mini tornado. Nos apresuramos a entrar y sellar el portal para que nadie pudiera seguirnos.
Nos encontrábamos en medio de un trozo de hielo, los dientes me comenzaron a castañear y me abrigue a mi misma con los brazos, solo deseaba que el puente no estuviera muy lejos, por la expresión de Evan y Kaly supe que ellos deseaban lo mismo.
Caminamos durante media hora por la montaña rocosa cubierta de nieve, nuestros pies se hundían de forma exagerada a cada paso que dábamos y mis labios comenzaban a amoratarse con el frio.
-. Allí esta – grito Kaly entusiasmada y aliviada. Levante la vista del peligroso suelo y pude divisar a unos ochenta metros una estructura de madera cubierta por la nieve, la oscuridad ya no me era ningún problema, gracias a mi casi cambio, podía ver perfectamente a la luz de la luna.
-. Perfecto, ya empezaba a no sentir los dedos de los pies – dije apresurándome hacia el puente. Evan y Kaly me siguieron igual de rápido.
Una vez allí teníamos que esperar a que llegara la media noche, habíamos salido con tiempo de sobra por si no conseguíamos localizar el lugar a la primera, quedaba una hora y media para que el reloj tocara las doce. Evan montó una pequeña tienda de campaña y la caldeo con un camping gas, los tres nos metimos dentro y nos calentamos todo lo que podíamos los pies y las manos. Siempre había preferido el verano antes que él invierno y estar en una montaña de Rusia en esta época del año nunca había estado entre mis preferencias de viajes.
-. ¿Qué se supone que tenemos que decirles a las Moiras? – pregunté a mis tres compañeros de excursión.
-. No lo sé, pero tengo la sensación de que van a ser ellas las que hablen – dijo Evan subiendo la intensidad de nuestra mini estufa.
-. Bueno, ya estamos aquí, eso es lo importante, ahora intentemos terminar esto cuando antes para evitar que nos amputen algún miembro – dijo Kaly acercando las manos al fuego. Los vampiros no pueden congelarse, aunque si pueden pasar mucho frio, y tanto Evan como Kaly no se atrevían a arrimar las manos demasiado cerca del fuego, los chupasangres que no tienen dones con este elemento son muy inflamables.
-. Quedan quince minutos, ¿Dawn puedes salir fuera conmigo un segundo? – Me preguntó Evan – necesito hablar contigo – aclaró al verme fruncir el ceño.
-. Está bien – dije mientras me levantaba y salía de la tienda detrás de Evan - ¿Qué ocurre? – le pregunté cuando estuvimos los dos fuera.
-. Sé que estas muy dolida y fastidiada con lo de la boda y la desaparición de Shane, también se que él es tu amor verdadero y yo no puedo competir contra eso, pero no sé cómo explicar lo que siento, además también sé que tú sientes lo mismo por mí – dijo atrapando mi mirada. Era cierto que entre nosotros había una atracción extraña y excitante, pero nunca podría estar con él y eso Evan también lo sabia – déjame besarte, besarte por última vez – pidió con una súplica en sus ojos. La verdad es que mirándolo desde su punto de vista tenía razón, y de esa manera podría demostrarme a mi misma que mi corazón solo le pertenecía a Shane, un Shane que estaba secuestrado por Esteno en algún extraño lugar del mundo.
-. Está bien, bésame – no hizo falta que se lo repitiera, quizás pensó que si se demoraba demasiado cambiaria de idea, así que se lanzó hacia mí y me beso con mas ansias y pasión que nunca. Por desgracia no pude evitar devolverle el beso, sintiéndome como una mujer infiel, tenia sentimientos hacia Evan, no sé qué clase de cariño era, solo sabía que algo nos unía y nos presionaba para estar juntos. Rápidamente me separé de él y opté por decirle la verdad, la cruda y dolorosa verdad – siento algo por ti, pero no es amor, no sé lo que es, pero amor es lo que siento por Shane – dije con la mirada gacha.
-. Tienes razón – me dijo Evan para mi asombro. Levante la vista y enfrente sus ojos atónita.
-. ¿Tú también lo sientes? ¿Sabes que no es amor? – pregunté algo irritada.
-. Me he enamorado varias veces en mi larga vida y no se parece en nada a esto, es algo fuerte y mágico que nos está obsesionando – dijo mientras me lanzaba una de sus bonitas y dulces sonrisas. Una luz de esperanza se abrió en mi corazón, la posibilidad de que Evan y yo solo fuéramos amigos un poco confundidos cobraba vida dentro de mi cuerpo. Le abracé sintiéndome feliz por primera vez en ese último mes. Aunque todavía teníamos que solucionar nuestra abrumadora e irresistible atracción.
-. Es la hora – le dije a Evan mirándome el reloj y cambiando bruscamente de conversación.
-. Voy a avisar a Kaly – dijo mientras entraba en la tienda.
Una vez que los tres estuvimos fuera nos acercamos con cautela hacia el puente, quedaban cinco minutos para la media noche, pero justo antes de poner un pie en la estructura de madera una burbuja azul nos envolvió a los tres dejándonos ciegos por unos instantes, no tuve tiempo de asustarme, todo sucedió en pocos segundos y cuando recuperamos la vista ya no estábamos en la montaña. Un prado verde con un gran lago nos daba la bienvenida, un sol rojo como el fuego brillaba en el horizonte, pero no hacía daño ninguno a los vampiros. Los pájaros revoloteaban a nuestro alrededor cantando alegremente. No nos dio mucho tiempo a observar y admirar el precioso paisaje que nos envolvía, tres mujeres salieron de entre los árboles y se colocaron frente a nosotros.
-. Bienvenidos – dijo la más anciana de ellas – yo soy Átropos y estas son mis hermanas – presentó inclinando la cabeza hacia las otras mujeres.
-. Yo soy Cloto – dijo la mas jovencita de ellas, no aparentaba tener más de dieciséis años.
-. Y yo soy Láquesis , estamos encantadas de conoceros – indicó la mujer de mediana edad.
-. Nosotros somos… - Átropos me interrumpió dulcemente con la mano mientras se acercaba a mí y me acariciaba la mejilla.
-. Sabemos quienes sois – apuntó con una suave sonrisa. Claro que sabían quienes éramos, ¡como podía haber sido tan tonta!
-. No te martirices, la educación nunca está de más – dijo Láquesis guiñándome un ojo. Nota mental “pueden leer la mente” demostrado por sus sonrisas al escuchar mi nota mental.
-. Venid con nosotras – nos invitó Cloto. Los tres las seguimos hacia un pequeño claro junto al lago, allí había un telar enorme con tres indicaciones, presente, pasado y futuro, y en ese momento solo había tres cuerdas tensadas en el.
-. Estos hilos representan vuestra vida – aclaró Átropos. Había un hilo totalmente negro en el pasado y en el presente y otros dos tenían pequeñas manchas negras y blancas, uno de los hilos manchados y el hilo negro tenían la parte correspondiente al futuro de color gris clarito, el otro hilo manchado todavía la tenia blanca. No sé porque pensé que el hilo negro era mi vida, pero en ese instante Átropos me saco de mi error – No, el hilo negro no corresponde a tu existencia. Las zonas negras corresponden con vuestros malos momentos, las zonas blancas con los buenos tiempos y las zonas grises son tiempos inciertos y oscuros – explicó mirando apenada a Evan.
-. El hilo negro es mi vida – afirmó éste agachando la cabeza.
-. Sí – nos confirmó Cloto. Sentí mucha lástima y curiosidad por Evan ¿siempre había sido tan infeliz? ¿Por qué su vida había sido tan oscura?
-. Ese será nuestro primer regalo – me dijo Láquesis mientras me sonreía – dime algo pequeña elegida, ¿de qué color es el sol de tu mundo? – me preguntó dejándome algo perpleja.
-. Amarillo – conteste buscando a Kaly y a Evan con la mirada un poco confundida.
-. ¿Y de qué color es el cielo? – preguntó Cloto con su dulce voz de niña.
-. Azul – volví a contestar.
-. En el libro de Enoc al arcángel San Miguel se le llama Gran Capitán – explicó Cloto sonriéndome feliz.
-. Mírale a los ojos y dime que es lo que ves – me dijo Átropos señalando a Evan con la mano. Hice lo que me decían un poco confundida y miré a un confuso Evan que no sabía cómo evitar ser el centro de atención.
Al principio capture su mirada con la mía y no vi absolutamente nada, pero las palabras de las Moiras flotaron en mi cabeza mientras miraba los azules ojos de Evan, que eran muy bonitos y parecidos al color del cielo, luego miré atónita su cabello dorado como el sol y cuando todos esos pensamientos y descubrimientos se acomodaron en mi cabeza, lance una exclamación y me tapé la boca mirándole sorprendida.
-. ¿Qué ves? ¿Qué me pasa? – preguntó Evan asustado por mi expresión.
-. Tu eres el maldito, rubio como el sol y con los ojos del color azul del cielo – balbucee – nuestro vinculo es lo que nos atrae como si fuéramos imanes – dije mirando a las Moiras para que me lo confirmaran, las tres asintieron con la cabeza. Evan seguía en estado de shock – el vinculo se formo en presencia del Avatar – dije para mí misma. Recordé la historia que me había contado Evan hacia ya dos meses y sus palabras resonaron en mi cabeza “…tu madre estuvo de acuerdo en romper la promesa, pero yo volví a verte hace dos veranos, cuando tenias diecisiete años recién cumplidos, me escondí detrás de unos setos en un parque cercano a tu casa y te vi defender a un viejecito de tu hermanastra y sus amigos, en ese momento me enamore de ti, y ese sentimiento me inundo y me desespero…” el dato que me había proporcionado Cloto sobre el arcángel San Miguel me hizo recordar también el párrafo de la profecía que completaba ese extraño puzle “Su bondad será demostrada ante el gran capitán que le otorgara el mando antes de su marcha y creara el vínculo con el maldito”- el vinculo entre nosotros se forjo el día que me viste en el parque Wester, el viejecito que había defendido era el Avatar, demostré mi bondad delante de él, y antes de que me marchara a SubMundo me entrego el mando, me dio la piedra Subot – expliqué totalmente eufórica y anonadada con el descubrimiento. Evan se echo las manos a la cabeza y volvió a enfrentar mis ojos.
-. ¿Recuerdas a Lilith? – me preguntó. Su expresión era totalmente ilegible.
-. ¿Tu ex? – él asintió con la cabeza.
-. Ella dijo que te había maldecido – dijo Kaly acercándose a nosotros. De nuevo mi mente volvió a viajar al pasado y pude recordar las palabras exactas que había dicho Lilith “…me la vas a pagar Evan Shadows, no me quede conforme con maldecirte, quiero sangre…”
-. Bueno, no podeis pasar mucho más tiempo aquí – dijo Átropos interrumpiendo nuestro intercambio de información – Dawn ven conmigo – me invitó acercándose a mí y tomándome de la mano. Fuimos directamente a la orilla del rio. Pude ver la belleza y la pureza del agua, era tan cristalina como el aire. La Moira metió la mano en el agua y sacó una preciosa espada, no era muy grande y cuando la puso en mi mano pude comprobar que prácticamente no pesaba. La empuñadura del arma era de plata con incrustaciones azules y rojas, la hoja sin embargo era de cristal totalmente trasparente y brillante.
-. No, te equivocas, la hoja de esta espada está hecha con el diamante más grande jamás encontrado, esta espada se llama Laurel y solo ha pertenecido a dos personas en la historia de nuestro mundo, su primer portador fue el Dios Ares, Zeus tuvo que arrebatársela por haber abusado de su poder y haberse convertido en un Tirano y sangriento asesino, el segundo portador fue nuestro querido Calisto de Hervás, cuando murió, Laurel regreso al lago para esperar a su siguiente propietario. Esa eres Tú – aclaró. Antes de que me diera cuenta de lo que pasaba una preciosa y ligera vaina se materializó de la nada colocándose a mi espalda, me sobresalte dejando caer la espada que tenía en la mano, esta no llego a tocar el suelo, levito de forma elegante por el aire y se metió dentro de su vaina – ahora es tuya, úsala bien.
Me gire a mirar a mis compañeros que estaba sonrientes y felices esperándome en el claro junto a las otras dos Moiras, pero antes de unirme a ellos y aprovechando la oportunidad de estar a solas con una de las hermanas, la pregunte algo que me inquietaba desde que había descubierto que Evan era el maldito de la profecía.
-. ¿Tengo que tomar su vida? ¿Tengo que matarle? – pregunté angustiada. No me hizo falta explicarme demasiado pues ella ya había visto las preguntas en mi mente antes de que las dijera.
-. Si y no – dijo mientras me sonreía y echaba a andar hacia el claro. Intente pedirle que me lo aclarase mejor – no puedo decirte nada mas, lo siento – se disculpó haciéndome caer otra vez en un callejón sin salida.
Una vez volvimos a estar los tres reunidos las Moiras no tardaron ni dos segundos en enviarnos a través de la burbuja azul de vuelta al monte Elbrus.
Cuando recuperé la vista pude ver a Kaly y a Evan gritando y tendidos en el suelo, inmediatamente me di cuenta de que él sol estaba en lo más alto del cielo ¿Cuánto tiempo habíamos pasado con las Moiras?
De manera desesperada les lance las mochilas y mi chaqueta por encima de su cuerpo y corrí como el demonio hacia la tienda de campaña que habíamos dejado montada antes de irnos, la arranque del suelo y la lleve junto a ellos a la mayor rapidez que me era posible cargando con ese mamotreto, una vez allí metí a los dos vampiros en el interior y respire tranquila cuando dejaron de gritar como si los estuvieran destripando.
Pase cinco minutos sentada sobre mi mochila tomando un poco el sol que calentaba mi cara y mis manos de manera débil y poco efectiva.
Cuando entre en la tienda de campaña Evan y Kaly estaban arropados hasta arriba con sus sacos de dormir, que mas bien parecían bolsas para cadáveres. Me quite la espada y la funda y las coloque en el suelo cerca de mí.
Entré tiritando en mi propio saco y me quede dormida casi al instante. Estaba agotada y nerviosa, no me podía olvidar de lo que habían dicho las Moiras sobre Evan y tuve todo tipo de pesadillas en las que me veía obligada a tomar su vida y matarle para poder llegar a los dominios de la Dama Negra y rescatar a Shane, mi arrogante y engreído vampiro.
Cuando desperté ya estaba anocheciendo y los sacos de dormir de mis compañeros empezaban a moverse.
-. ¿Cómo estáis? – les pregunté cuando salieron de sus fundas.
-. Bien, gracias por ayudarnos, nos hubiésemos frito si no hubieses actuado tan rápido – dijo Kaly mientras rebuscaba en su mochila.
-. Nunca había salido a la luz del sol – dijo Evan que había abierto una bolsa de sangre y la bebía de manera desesperada – fue aterrorizante – terminó con un estremecimiento.
-. Esperemos que no nos vuelva a pasar algo semejante – coincidió Kaly haciendo una mueca de desagrado – mi piel esta estupenda tal y como esta, no necesito broncearme.
-. Chicos, debemos volver – les dije mientras terminaba de comerme un pequeño bocadillo que había sacado de mi mochila.
-. Sí, no quiero seguir en este sitio ni un minuto más – dijo Evan mientras recogía los sacos de dormir.
Cuando tuvimos todo listo saque las runas y di la dirección de la mansión, el portal se abrió rápidamente ante nosotros y no perdimos ni un segundo en atravesar la puerta.
5 comentarios:
haha woow dawn tanta espera y comerme las uñas por este caap sii diio frutos jaja me ha encantado :)
Qe buueno qe vuuelvas a escribir/publicaar jeje suuerte y estare pendiient del proximo cao ;)
Insuperable, que ganas tengo de seguir leyendo. Echo de menos a Shane, ya quiero que vuelva.
shane!!! evan!!! dios... porque siempre se hace todo tan dificil para una mujer??? me muero de ganas por el siguiente cap!!!
jeje porque la solucion siempre termina siendo la respuesta oculta entre un si y un no? y porque tiene que ser tan obvio que uno no lo persiva?
adoro tu libro!
Tengo una leve teoría de cómo se resolverá lo de tomar la vida de Evan.
Muy buen capítulo, quiero seguir leyendo, gracias por seguir publicando tan rápido :D SALUDOS!!
Wolaa Dawn!!
Qué bien que ya subes la tercera parte de esta súper saga.
La verdad es que tendré que refrescarme la memoria porque tanto tiempo ya perdí el hilo... pero seguro valdrá la pena. Recuerdo que erauna historia fantástica, muy bien redactada e intrigante.
Un besoo
Ly
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