Me desperté algo desorientada y cuando logré reunir todos los recuerdos de la noche anterior eché rápidamente la mano hacia el lado donde estaría Shane.
Shane no estaba en la cama. Me incorporé rápidamente cubriéndome con las sábanas y le vi sentado en un rincón contra la pared. Tenía los brazos sobre la cabeza como si estuviera llorando.
- ¿Qué ocurre? – Dije sin salir de la cama - ¿estás bien?
- No ha mandado la sangre y no podemos salir de la habitación – dijo en un susurro.
- ¿Cómo que no podemos salir? – pregunté. Lo de la sangre ya me lo esperaba.
- La puerta está hechizada, no se puede abrir – dijo meciéndose de adelante atrás.
- ¡Maldita perra!, nos ha traicionado – dije echándome las manos a la cabeza ¿Qué demonios haríamos ahora? Tuve una idea, sabía que tarde o temprano me arrepentiría, pero no quedaba más opción que llevarla a cabo.
- Ven a la cama – le dije a Shane, éste dejo de moverse y levantó sorprendido la cabeza para mirarme. Se veía mucho peor que ayer, sabía que los vampiros no podían pasar mucho tiempo sin sangre y también sabía que la sangre de sobrenaturales era lo suficientemente poderosa como para que no tuvieran que tomar demasiada cantidad. Lo que no sabía era como le afectaría a un vampiro la sangre de Banshee y para nuestra desgracia íbamos a averiguarlo ahora.
- No puedo, tengo mucha hambre – dijo volviendo a ocultar su cara.
- ¡Ven a la maldita cama Shane!, puedes beber de mi… - me sonrojé.
- ¿Estás segura? – preguntó levantándose. Solo llevaba unos boxer y ¡Oh dios mío!, era magnífico.
- No, pero es lo único que podemos hacer, ¿alguna vez has probado la sangre de hada? – le pregunté curiosa.
- No, ningún hada se presta… voluntaria a eso – un estremecimiento subió por mi columna vertebral. Se metió a mi lado debajo de las sábanas y se acercó a mí. Su cuerpo estaba muy frio y se sacudía con pequeños temblores – podemos hacerlo de una manera más placentera – lo dijo sin ninguna arrogancia en su voz y yo preferí no contestarle porque no me fiaba de mi misma ni de mi respuesta.
- ¿Cómo me… coloco? – pregunté con la voz ronca, no sabía si por el miedo a que se le fuera la mano o por la excitación que recorría mi cuerpo como la corriente de un rio.
- Ponte bocarriba, intentaré no hacerte daño – dijo mientras yo me tumbaba mirando al techo y él se colocaba sobre mí, no pude evitar abrir mis piernas para que se acomodara entre ellas, algo que pareció sorprenderle.
No había más que la fina tela de nuestra ropa interior entre los dos y comencé a sentir como me humedecía.
El apartó mi pelo del cuello y lo giró dejando mi garganta expuesta. En una de sus sacudidas temblorosas se dejó caer con todo su peso encima de mí y note su entrepierna sobre la mía, una descarga de algo desconocido recorrió mi cuerpo lanzándome en un orgasmo lleno de placer, nunca me había corrido así, pasé mis brazos por sus hombros justo en el momento en el que terminaba de deleitarme con esa sensación y fue entonces cuando mordió mi cuello.
Durante un segundo el dolor agudo de sus colmillos al perforar mi piel recorrió todo mi ser, pero al momento se convirtió en una exquisita delicia.
Podía sentir el bulto duro de Shane presionando en embestidas sobre mi sexo. Y en esos momentos no había otra cosa que más quisiera que tenerlo dentro de mí. Sus gemidos se hicieron más intensos a medida que mi visión se volvía más borrosa, notaba como sus labios presionaban fuerte contra mi cuello para no dejar escapar ni una gota de sangre, con un último embate pude sentir como se vino sobre sus calzoncillos y pude saborear la humedad que nos recorría a través de la ropa interior.
Se dejó caer a un lado de la cama jadeando y pude ver que tenía mucho mejor aspecto que antes.
- ¿Estás mejor? – pregunté algo avergonzada por lo que acabábamos de hacer.
- Nunca he estado mejor, tu sangre es muy poderosa… – se giró y encontró mis ojos - ¿tú estás bien? Creo que me… pasé un poco bebiendo – sonó como si estuviera avergonzado, pero la sonrisa de su cara decía todo lo contrario.
- Me siento un poco mareada – le dije. La verdad era que todo me daba vueltas y que todavía podía sentir las réplicas de mi orgasmo sacudiendo mi cuerpo.
- Te traeré algo de comer – dijo levantándose de la cama, no pude seguirle con la mirada, escuché algo de ruido y me di cuenta de que se estaba cambiando de ropa.
-. ¿Por qué has traído un cuaderno? – me preguntó.
- ¿Qué? – Yo estaba algo desorientada pero recordé el maldito cuaderno de la clase de magia elemental que me había dejado en la mochila – me lo habre dejado con las prisas - contesté
Me trajo mi bocadillo y la botella de agua, me comí todo a una velocidad increíble y sentí a Shane volverse a deslizar bajo las sábanas. Me puse nerviosa, muy nerviosa. Me giré hacia su lado para hacerle frente, pero la expresión de su cara me detuvo.
- ¿Qué ocurre? – le pregunté deseando poder abrazarle.
- Me siento extraño con tu sangre – dijo muy serio – extraño pero bien, fuerte y algo... da igual – juraría que se puso rojo, pero mi visión solo estaba empezando a recuperase, así que no podía asegurarme.
- No, dilo – dije muy convencida, si hubiese sabido cual iba a ser su respuesta me hubiera metido la lengua en el culo.
- Excitado, mucho – dijo girándose hacia mi – nunca me había pasado… lo de antes, puedo asegurar por el sabor de tu sangre que eres virgen, es una sangre más… dulce.
- A mí tampoco me había pasado – dije sinceramente, omitiendo la segunda cuestión – bueno ¿Qué vamos a hacer? – Luego añadí rápidamente – con el lio en el que estamos metidos. ¿Podemos ponernos en contacto con alguien?
- No creo, ¿tienes un móvil? – preguntó sarcástico.
- No – dije tajante. Era incómodo estar con él en la cama tan cerca, pero la verdad era que todavía no tenía fuerzas para levantarme.
Un golpe en la puerta nos sobresaltó y nos sacó de nuestra conversación, algo que agradecí, pero después el miedo se apoderó de mi cuerpo. Me sentía cansada y algo desorientada, no estaba en condiciones de enfrentarme a nadie.
Shane saltó de la cama como una rayo, evidentemente él estaba mucho mejor que yo.
Rápidamente me incorporé y me puse la camiseta y los vaqueros que había dejado por la noche encima de la cama.
Ambos nos acercamos cautelosos a la puerta.
- ¿Quién es? – pregunté.
- Somos Hugo y Riley – dijo la conocida y neutra voz de Hugo – Nos envía la directora Black para sacaros de aquí.
La puerta hizo un sonido extraño y se abrió de par en par, dejando a Riley y Hugo visibles en el pasillo.
Ambos pasaron al apartamento mientras lo observaban todo muy atentamente.
- La directora nos dio la llave – dijo Riley mientras se acercaba y besaba a Shane en los labios, este no se apartó, pero pareció algo reacio al acercamiento. Hugo me enseñó una de las runas que había visto en el despacho de la directora a modo de explicación.
- Tenemos que salir de aquí – dijo Hugo – coger vuestras cosas.
Shane y yo nos mirábamos, desconfiados y atónitos. ¿Por qué nos mandaría Black a un cambiaformas y un vampiro? Cogimos nuestras mochilas y nos marchamos por la puerta principal. No sabíamos en que ciudad estábamos pero podía suponer que no muy lejos del instituto. Salimos a la calle y pude sentir el aire fresco recorriendo mi piel. Algo no andaba bien. Sentí algo oscuro cerniéndose sobre nosotros junto al frio de la noche. Nunca había estado en presencia de un Ibliseri, ni siquiera sabía cómo eran físicamente, pero mi instinto me gritaba que estaban cerca.
Shane iba andando delante de mí junto a Riley. Se detuvo y se giró rápidamente a mirarme con una expresión de horror en su rostro.
- ¡Es una trampa!, él es el vampiro que olí cuando espiábamos a la profesora Stock – Gritó antes de que Riley le dejara K.O con una pistola eléctrica.
Yo me giré hacia Hugo, que iba detrás de mí. Me sonreía con felicidad y después sentí un golpe fuerte en mi garganta.
Sentí que dos seres oscuros se abalanzaron sobre nosotros. No podía hablar, no podía chillar, me habían dejado indefensa y Shane estaba tirado sobre el suelo inconsciente. Revisé mentalmente lo que tenía en la mochila que todavía colgaba de mi espalda por si hubiera algo que pudiera usar contra ellos, pero Riley debió de ver mis intenciones y me amarró las manos con unas cuerdas.
No pude ver a los Ibliseri antes de perder la conciencia con un duro golpe en la cabeza, estaba segura que si hubiera sido humana, el golpe me habría matado. Mientras la oscuridad caía sobre mí pude escuchar a Hugo regañando a quien me había golpeado.
- ¡Ten cuidado, joder! No podemos matarles, solo podemos hacerlo con los otros dos – después mi mundo se volvió negro.
6 comentarios:
vayaa!!! el capítulo me ha dejado confundida... yo creia que Riley y Hugo eran bueenos amigos de Dawn y ahora resulta que... uff... jajaj
peroo estaa perfectoo:)
jeei
Yo de Riley me lo habia olido un poco en uno de los capitulos anteriores pero de Hugo no
pufff sigue asi me encanta
o.O Solo 3 palabras! ME ENCANTA SHANE!!!
diios!! habia algo de riley q no me gustaba, pero hugo!!! de hugo si q no me lo esperaba!!! Con lo majos q parecian T.T
Dawn el cap estuvo increible, staba atacada mientras leia! jajajja xDD
ya estoy ansiosa x el siguiente cap!
jejeje, me alegra mucho que os gustara y que no os esperarais lo de hugo jajaaja. besos
Wow dawn que buen libro me dejaste intrigada riley y hugo de riley lo puedo creer pero de hugo no mucho sigue asi espero con ansias los siguientes capitulos
me encanta...no puedo esperar para el siguiente capitulo...
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