Capitulo
siete
El
día de mi boda había llegado, me desperté alrededor de las cuatro
de la tarde, no podía seguir durmiendo, la angustia y los nervios me
corroían por dentro.
Antes
de bajar al salón me vesti con unos pantalones negros y una sudadera
azul. El día anterior la directora black se había llevado a Evan,
era un protocolo aprendido de los humanos, el novio no podía ver a
la novia hasta que no estuvieran en el altar.
Yo
llevaba toda la noche pensando en como debía comportarme, había
barajado varias posibilidades, desde ser una borde y gruñir a todo
el mundo hasta comportarme como si la boda me hiciese la mujer mas
feliz del mundo, solo para joder a Esteno, seguiría al pies
juntillas la segunda opción. Nadie sospecharía que iba a mi propia
boda obligada y resentida.
Cuando
baje al salón de la mansión casi me muero del susto. Mi madre y
Moira me esperaban sentadas en el sofá, tomandose un café.
-.
¿Qué demonios hacéis aquí? – pregunté con un jadeo.
-.
Estamos aquí para ayudarte a vestirte y a prepararte para la boda –
dijo Moira con una sonrisa envenenada. Todavía no me había olvidado
que el año pasado la muy zorra se había guardado algo importante
que había sucedido en sus pequeñas vacaciones en casa. El miedo a
alguna otra mala noticia hizo que mis rodillas temblaran. Estaba
usando toda mi fuerza para mantenerme firme y fuerte. No estaba
resultando nada fácil y Moira Green, mi maltita hermanastra no
estaba allí para hacérmelo todo mas sencillo y agradable. Algo malo
estaba tramando.
-.
La mejor manera de ayudarme es que os marchéis las dos, no quiero
tener a mucha gente a mi alrededor – dije intentando sonar fría y
calculadora.
-. Pero es tu gran día – dijo la ignorante de mi madre. Esa fue la maldita gota que colmo el vaso.
-. ¿Cómo te atreves a decir eso? – ladré empezando a perder los nervios – esta no es la boda que yo había querido, Evan no es con quien yo quiero casarme y todo esto es por tu maldita culpa, no actúes como si fuera una día feliz, te aseguro que no lo es – terminé notando como mis ojos ardían con furia.
-.
Cariño… tr-tranquilizate – balbuceó mi madre mientras me miraba
asustada. Su miedo y el de Moira recorrieron mi cuerpo inyectándome
nuevas energias.
-.
Lo siento – dije una vez me recuperé – voy a desayunar y a
ducharme, luego bajaré para que me ayudes a ponerme el vestido –
la sola mención del maldito traje me revolvió el estomagado.
Entre
rápidamente en la cocina y rompí una bolsa de sangre con mis
colmilos. El desayuno me revitalizo mas que si me hubiera tomado un
Red Bull, algo que tampoco me hubiese venido mal tomar.
Las
siguientes tres horas fueron un infierno, Kaly me estuvo peinando
durante media hora, me hizo cuatro pequeñas trenzas y las recogió
hacia atrás como si fueran parte de una tiara. Cristales lilas y
blancos fueron introducidos por mi pelo a modo de adornos y por
ultimo, mi madre me ayudo a ponerme el traje de novia blanco de corte
griego que iba a llevar durante toda la jodida noche.
Tenia
que reconocer que el vestido era precioso, si hubiese sido negro en
lugar de blanco marfil, hubiese estado preciosa. En ese momento fue
cuando me prometí que si algún día encontraba a Shane y me casaba
con él, seria la única vez que vestiría un traje negro de boda. Si
no podía casarme nunca con Shane, jamás me casaria de negro.
Todo
sucedió demasiado deprisa, cuando quise darme cuenta de lo que
estaba pasando, ya nos encontrábamos en el salón arreglados y
listos para abrir el portal que nos conduciría a la corte vampiro.
Josh y Sarah se quedaban en la casa mientras me casaba para vigilar
el fuerte. Kaly, Moira, mi madre y yo abrimos el portal Owed y le
atravesamos. Me tuve que esforzar muchísimo para que la sonrisa de
mi cara no se callera y me liara a dar gritos por toda la corte. Me
sentía muy desprotegida sin la espada de cristal que nadie me había
dejado llevar conmigo a la maldita ceremonia, según Victoria Black,
no era conveniente que se la mostrara a toda la corte vampiro, según
mi madre, no me quedaba bien con el vestido ni conjuntaba con los
zapatos.
Entramos
en la corte directamente detrás de la puerta del salón donde
estaban todos los invitados a la boda ¿había yo hecho alguna lista
de invitados? ¿Quiénes, aparte de los secuaces de la vieja bruja,
estaban allí?
No
me enctretuve demasiado en intentar adivinarlo y volviendo a
construir mi fachada de
chica-tan-feliz-por-su-boda-que-va-a-explotar-de-gozo, abrí la
puerta grande de madera y me adentre por el pasillo trotando como un
poni, algo que al parecer avergonzó a mi madre, yo lo único que
quería era acelerar las cosas todo lo posible para que mi otro yo,
así es como había empezado a llamar a la furia que vivía dentro de
mi, saltara a la superficie y se cargara a la mitad de los
asistentes. No pensaba darle ese gusto a Esteno.
Evan
me esperaba al otro lado del pasillo, estaba nervioso y no era capaz
de mirame a los ojos, cuando llegue junto a él le cogí la mano y le
sonreí. A diferencia de las demás sonrisas que había ido lanzando
por mi recorrido, la que le mostre a Evan era sincera, de apoyo mutuo
y respeto. Después de nuestro intercambio de miradas nos pusimos
frente a un vampiro de aspecto mas viejo de lo normal que hacia de
cura y juez. Pasee la mirada disimuladamente por la estancia y pude
localizar a dos vampiros y tres cambiaformas que trabajaban con
Esteno. Los muy hijos de puta llevaban una video cámara y me miraban
con sonrisas triunfantes. Para darles mas por culo sonreí y salude a
la cámara, algo que no se esperaban y les dejo a todos con una cara
de poker digna de ser inmortalizada.
-.
Estamos aquí reunidos para celebrar la unión entre Evan Shadows y
Dawn Summer- comenzó el vampiro – ¿ambos están aquí bajo su
propia voluntad? – Evan y yo asentimos, aunque debo reconocer que
me moria de ganas de gritarle a todo el mundo que no, que yo y Evan
estábamos obligados hacer esto, por suerte logre retener mi gran
bocaza – Por los poderes que Erebo me ha otorgado te digo a ti,
Dawn Summer, ¿quieres a Evan como esposo y prometes respetarle y
amarle todos los días de tu vida?
-.
Si, quiero – dije después de varios segundos de indecisión que se
hicieron eternos. Mi sonrisa falsa todavía estaba bien puesta en mi
rostro.
-.
Evan Shadows, ¿quieres a Dawn como esposa y prometes respetarla y
amarla hasta que la muerte te la arrebate? – ok, en ese momento mi
sonrisa se fue al traste, y toda la información que recogi de esas
palabras entro en mi cabeza como un torrente. Yo tenia que morir, mi
esperanza de vida eran como mucho 1500 años, pero envejecería y
Evan o Shane no lo harian. Un escalofrio recorrió todo mi cuerpo
¿Cómo era posible que no hubiera pensado en eso? Los vampiros no
mueren a no ser que sean asesinados, pero yo si, yo tarde o temprano
moriría…
Volví
a recomponer mi cara de felicidad finguida y mire a Evan mientras
respondia el sí, quiero. Cuando encontrara a Shane ya me ocuparía
del tema de la inmortalidad, por ahora era mejor no pensar en nada de
eso.
-.
Yo os declaro marido y mujer, puedes besar a la novia – dijo el
vampiro. Evan me cogió por la cintura y me beso mientras le pasaba
los brazos por los hombros, no le deje hacerlo durante mucho tiempo,
pero tampoco le retire demasiado deprisa, no quería levantar
sospechas, quería que Esteno pensara que Shane ya no me impotaba y
que con Evan era feliz, quizás de esa manera no le utilizara para
hacerme daño, quizás así, podía comprarle algo mas de tiempo
antes que esa bruja lo matara… bueno, teniendo en cuenta que no lo
hubiera hecho ya. La ira se apoderó de mí, solo persan en Shane
muerto hizo que mi sonrisa se borrara y mis ojos rojos
resplandecieran con una luz roja brillante duarnte un segundo. Evan
se dio cuenta de mi repentina rigidez y me apretó la mano mientras
caminábamos y nos marchabamos del salón a pasos agigantados.
Una
vez fuera de la multitul que se había conguegado en la sala a comer
y tomar algunos aperitivos, pude relajarme considerablemente y
enfrentar a Evan.
-.
¿Podriamos divorciarnos? – le pregunté.
-.
No te preocupes por eso ahora, solo una unión hecha por un dios o
semidios seria irrompible, nosotros podremos divorciarnos cuando
queramos y podamos, pero como ya sabes, ahora es imposible que lo
hagamos, se nos hecharian encima como animales, por cierto,
felicidades por tu cumpleaños.
-.
Gracias – le conteste. Ni siquiera me había acordado que hoy diez
de abril era mi vigésimo primer cumpleaños – Sé que esta gente
nos mataria si nos echásemos atrás ahora, pero ya sabes que me
refería a cuando todo esto termine – si es que termina, me dije a
mi misma - creo que deveriamos marcharnos a la mansión y comenzar a
trazar el plan para visitar a princesa de los mares – le dije a
Evan que todavía sostenía mi mano.
-,.
Creo que eso es una muy buena idea – contestó sacando de su
bolsillos mis runas doradas.
-.
¿De donde las cogiste? – pregunté enfadada.
-.
Tu no tenias bolsillos en el vestido asique las tome de tu madre
cuando os transportasteis aquí, sabia que querrías escaquearte de
esto lo antes posible así que… - se escusó Evan con una sonrisa
de niño bueno en su cara.
-.
Estas perdonado. Llevame a casa, todavía tengo el impulso homicida
de masacrar a todos – dije sinceramente mientras Evan abria el
portal Owëd con dirección directa hacia el salón de la mansión
Midnight.
Una
vez llegamos a la mansión nos dimos cuenta de que nos habíamos
dejado a Kaly y a Adam en el banquete, era increíble como nos
habíamos despistado, pero en menos de cinco minutos Evan fue a
buscarles y trajo a la vampisesa enojada de vuelta.
-.
¡Es increíble que os marchaseis sin mi! – me ladró Kaly
indignadísima.
-.
¿y Adam? – pregunté a ambos.
-.
Lo traerá la directora, estaba zampandose el pastel de boda como si
no le dieramos de comer – dijo Evan mientras se quitaba la chaqueta
y la corbata. No me había fijado hasta ese momento de lo lindo que
se veía.
-.
Sarah, ¿has averiguado donde tenemos que ir para localizar a la tia
esta de lo mares? – pregunté a la hermana de Josh, que al parecer
solo tenia ojos para Evan. Una sonrisa picara se deslizo por mi cara,
quien iba a pensar que el gran mito de; “quienes se pelean se
desean” era tan cierto como que existían los vampiros…
-.
Si, ya esta solucionado – dijo aclarándose la garganta y
sonrrojandose mientras me miraba y veía mi perpicaz sonrisa.
-.
¿Muy bien cuando y donde tenemos que ir? – dije en plan jefe.
-.
Tenemos que ir a una isla llamada Beauchene, esta en las Maldivas,
según tus apuntes del manuscrito Voynich, es el lugar perfecto para
llamar a la princesa de los mares – dijo Josh enseñándome varios
de mis folios garabateados.
-.
Muy bien, solo vienen conmigo dos personas, ir mirando los cambios
horarios para poder salir mañana como mucho tardar – dije mientras
le cogía a Josh mis apuntes y subia a mi cuarto a quitarme el
vestido y estudiar un poco más el manuscrito. La espada y la lira
estaban resposando sobre mi cama, cuando las vi, un peso extraño
dejo de aprisionarme el pecho, me habían dicho que no devia separame
de las reliquias, no volveria hacerlo, me sentía mucho mejor y mas
segura teniéndolas cerca.
Estube
al menos una hora garabateando mas apuntes y desentrañando algunas
cosas del manuscrito. No pensé en nada mas, pero mi paz fue
interrumpida con unos golpes en mi puerta, o mejor dicho, en el
plástico que había puesto en el agujero de la puerta. Evan entro a
pesar de mi gruñido de disgusto.
-.
Creo que tendríamos que hablar sobre nuestra noche de bodas – dijo
Evan mientras se acercaba a la cama y se sentaba a mi lado. Lo
fulmine con la mirada esperando que prosiguiera con su discursito –
creo que deverias… bueno, creo que es el momento de que me mates –
sus palabras fueron como un mazazo en mi estomago, no me esperaba eso
y no pude mas que mirarle con horror.
-.
No pienso matarte Evan, lo siento pero no podría vivir con eso,
además no estamos seguros de que sea eso lo que haya que hacer, tu
profecía contradice la mia – expliqué.
-.
Puede que mi profecía se refiera a la otra vida – dijo Evan
enfrentando mis ojos – tienes que hacer lo que sea necesario para
destruir a Esteno, estamos perdidos si Shane o tu os unis a sus
filas, estamos perdidos si tu no la derrotas como estas predestinada
a hacer – dijo Evan agarrándome fuerte los hombros.
-.
Esta bien, solo tengo que visitar a la princesa de los mares antes de
adentrarme en los dominios de la Dama, antes de ir en su busca hare
lo que tenga que hacer, pero todavía no…Evan tengo que
mentalizarme…todavía no soy una asesina a sangre fría, y tampoco
te puedo asegurar que sea capaz de matarte, no me presiones – le
dije sintiendo como el dolor recorría mi cuerpo, la furia que
anidaba en mí se revolvía cada vez mas furiosa y mas fuerte, tenia
miedo de que se apoderara de mi, cada día era mas fuerte que yo,
ninguno de mis amigos podía enterarse de lo cerca que me encontraba
de mi transformación, tenia la ligera impresión que Adam no estaba
allí con nosotros solo para ayudarnos, tenia la ligera certeza de
que seria mi ejecutor, o al menos lo intentaría, si yo me
transformaba en Furia.
-.
Esta bien, tranquilízate y baja a tomar algo de sangre, no tiene muy
buena cara – dijo Evan mientras me ayudaba a levantarme de la cama.
Antes de salir del dormitorio me coloque a la espalda la vaina y la
espada, la energía que desprendía calmaba el revuelo de mis
emociones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario