jueves, 11 de junio de 2009

CAPITULO DIEZ

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Después de unos días de apacible calma, llegó la noche menos esperada, la primera luna menguante del mes, la noche en la que iría con Shane a espiar a los traidores.
Cuando volví a mi habitación después de las clases encontré una nota que habían pasado por debajo de la puerta.

Querida Dawn:

Hoy es el día de nuestra esperada cita, reúnete conmigo a las once en la sala de audiovisuales.
Shane. D

Imaginé que la sala de audiovisuales era lo que yo llamaba el mini-cine. Me duché y me cambié rápidamente de ropa poniéndome unos vaqueros ajustados con sus respectivos rotos, mis deportivas (son lo mejor para correr en caso necesario) y mi jersey verde botella.
A las once en punto estaba en la oscura sala de audiovisuales, no di la luz para evitar que nadie que pasara por delante de la puerta cerrada viera la claridad.
A los pocos minutos Shane hizo su aparición.

- Hola Banshee – dijo tocándome el pelo y acercándose demasiado.

- No te acerques mucho, estamos aquí para espiar a esos indeseables – en ese momento recordé algo muy importante, no había hablado con él desde que ocurrió todo el lio del gimnasio y desde que supe que era una Banshee, se me había olvidado comentarle la identidad de uno de los infiltrados de la Dama Negra – por cierto, ya reconocí una de las voces, la que estaba dando órdenes, es la profesora Stock – su cara se puso blanca y podría decir si no fuera por la oscuridad que tenía un ligero tinte verdoso - ¿Qué ocurre? – le pregunté, pero él se sentó en el suelo y no dijo nada, ni siquiera pestañeó.

- Ayer la profesora Stock, ya sabes que ella me da clases de magia elemental, me pidió un poco de mi sangre para realizar un hechizo en clase, el hechizo no funcionó pero creo que se llevó el vial con mi sangre – dijo mientras yo me sentaba junto a él.

- Vaya, y yo que te iba a decir que te olvidaras de tu harén porque alguna de ellas podría estar implicada – dije pensativa.

- Tú solo quieres que deje a las chicas porque estas celosa y te mueres de ganas por meterte en mi cama – dijo él volviendo a ser el Shane arrogante y engreído.

- No me metería en una cama contigo ni loca, ni aunque fueras el último hombre en la tierra, antes muerta – más adelante me tuve que comer esas palabras y supe que debía de haberme mordido la lengua cuando las dije - ¿vamos o no? No vas a arreglar nada quedándote sentado – le dije, aunque realmente me sentía culpable de que “los malos” tuvieran su sangre, debía haberle hablado antes de la profesora Stock, pero bueno, a lo hecho pecho, como diría mi madre.
Ambos bajamos por la escalera exterior y nos agazapamos en unos matorrales situados a cinco o seis metros de donde los había escuchado hablar la última vez.
No nos hicieron esperar y pronto pude divisar tres figuras adentrarse en la espesura rodeados de una espesa niebla.
Gracias a nuestro buen oído no teníamos que acercarnos demasiado.

- Tengo la sangre del chico – dijo la profesora Stock y por el rabillo del ojo pude ver como Shane se tensaba – necesito que hagáis lo que os pedí la última vez – seguía sin poder escuchar ninguna otra voz, los receptores de Stock no hablaban – la Dama Negra ansía también a la Banshee, y los quiere a los dos con vida, urdir un plan, lo que sea para poder sacarlos de aquí a los dos el día del eclipse – un ruido de pasos y hojas moviéndose nos indicó que se estaban marchando, pero Shane me hizo un gesto con la mano para que esperara un poco más antes de salir.

- ¿Dónde vamos? – Me preguntó – tenemos que hablar en privado – añadió con fastidio.

- Vayamos a mi cuarto, pero por separado – él asintió de acuerdo y yo salí la primera.

Al cabo de cinco minutos de haber llegado a mi habitación oí sus nudillos tocar suavemente la puerta y mi corazón saltó con una sensación extraña y difícil de explicar.
Le hice pasar y me aseguré que nadie le había visto entrar.

- ¿Qué coño hacemos ahora? También me quieren a mí, ¿has podido averiguar quién o qué son las dos personas que estaban con Stock? – le pregunté mientras me sentaba a su lado en mi cama.

- No sé quien son, lo único que he podido oler es que uno es un hada y otro un cambiaformas, aunque también me ha parecido oler la esencia de un vampiro, pero no estoy muy seguro – me miró sin su máscara de arrogancia en la cara y me resultó realmente bonito, que pena que fuera tan gilipollas – creo que tenemos que salir de aquí.

- ¿Eso es seguro? Quiero decir, ¿no será más fácil que nos atrapen fuera sin las protecciones del instituto?

- Tienes razón, pero entonces no se me ocurre nada más que esperar y el día del eclipse escondernos juntos en algún sitio – no parecía una mala idea.

- Me parece que es lo único que podemos hacer y vigila a tu grupito de mujeres, tengo la sensación de que alguna de ellas… - dejé la frase a la mitad porque él volvía a mirarme de forma engreída y prepotente.

- Estas celosa – celos, podía haber dicho otra cosa ¿pero celos? ¿Yo? Nunca.

- ¿Por qué eres tan prepotente? – le pregunté a bocajarro.

- No lo soy – dijo mientras se inclinaba hacia mí y en un movimiento vampírico me tenía tendida encima de la cama debajo de su cuerpo. Esto de estar debajo de los chicos se estaba volviendo una mala rutina.

- Apártate si no quieres ver a una Banshee enfadada – le dije, pero mi voz sonó ronca y llena de algo que desconocía ¿deseo? ¿Rabia?, entonces me beso, fue un beso duro con pasión, no se pareció nada a los besos de Adam, fue más eléctrico y agradable. Su boca era una fruta prohibida, un elixir que me hacía sentir cosas inimaginables, le seguí el beso hasta que se relajó encima de mí y tuve oportunidad de lanzarle con fuerza contra la pared.

- ¿Por qué has hecho eso? – dijo mientras se levantaba del suelo.

- No pienso ser otra niñata de tu harén, así que no vuelvas a besarme ¿me has oído? – casi no reconocí mi propia voz, sonaba extraña y enojada.

- Sé que te ha gustado, puedo sentirlo – dijo algo desconcertado. Luego recuperó su aire de Casanova y añadió – eres la primera mujer capaz de rechazarme, esto lo hace más excitante.

- No me interesas Shane y es mejor que te dediques a complacer a tus otras muñecas y me dejes en paz – dije mientras me sentaba otra vez en la cama.

- Dejaría a todas por ti, pídemelo y lo haré – dijo de una manera extraña que no supe identificar ¿burla o sinceridad?

- Me da igual lo que hagas o dejes de hacer con ellas, tú y yo estamos metidos hasta las cejas en algo gordo, pero no te confundas, yo no soy ninguna puta que se mete en la cama de todos con los que habla.

- Ya me he dado cuenta de eso – dijo mientras se dirigía a la puerta, parecía algo abatido, pero no era mi problema – mantenme informado de lo que descubras, yo haré lo mismo – dijo mientras abría la puerta y se marchaba.

Mi corazón bombeaba a mil por hora, y aunque él se negara a admitirlo había otro Shane debajo de la frívola máscara que utilizaba, un Shane que me gustaba, un maldito Shane del que por mucho que quisiera evitarlo me estaba enamorando.

Esa noche tuve sueños, no fueron pesadillas o sueños normales en los que vas caminando por una ladera .No. Por primera vez en mi vida tuve sueños eróticos y por desgracia Shane Darkness aparecía en todos y cada uno de ellos.

3 comentarios:

Isabel dijo...

Me encanta Shane!!! Dawn escribes de maravilla! Ya estoy deseando en siguiente cap!

Jade dijo...

¡Que capitulo! me ha encantado como todos los que escribes, claro, jaja. poor fin Shane y Dawn se besaaan! jajaja

Patricia dijo...

Me ha encantado este cap, la verdad es que tanto Shane como Dawn son grandes personajes... y el hecho de que ella no se ponga de rodillas ante él es muy de agradecer.
Tiene una personalidad fuerte y creo que es uno de los mejores aspectos de Dawn.