miércoles, 10 de junio de 2009

CAPITULO OCHO

El día siguiente las clases teóricas fueron igual de aburridas que todos los días, estaba deseando llegar a nuestra última clase, la de defensa personal, que era con diferencia la más entretenida.
Kaly estaba eufórica por la fiesta de esta noche y su ansiedad era tan contagiosa que me descubría a mí misma deseando fervientemente que llegara la medianoche para poder ir a la cueva.

- ¿Es ilegal? – le pregunté a Kaly mientras nos poníamos el chándal en el vestuario.

- No, aquí la mayoría tenemos más de veinte años y los profesores no se meten en nuestros asuntos - hizo una pequeña pausa mientras recordaba algo – bueno, casi nunca se meten, alguna vez han tenido que intervenir porque se les ha ido de las manos - dijo mientras movía la cabeza de un lado a otro sonriendo - el año pasado varios cambiaformas y vampiros hicieron una orgía que resultó un pequeño baño de sangre y sexo – explicó dejándome sorprendida.

- ¿Qué pasó? ¿Murió alguien? – pregunté espantada.

- No, solo que, bueno… los vampiros suelen tomar sangre durante el sexo y los Cambiaformas se lo consistieron pero ya sabes que no podemos hacer eso en la escuela aunque la víctima lo consienta – la palabra víctima me resultó un poco fuera de lugar, pero lo dejé pasar.

- ¿Tú has estado en alguna? – dije poniéndome roja como un tomate. Ella me miro sonriendo mientras se levantaba del banco de madera del vestuario.

- ¿Orgía? – preguntó sacando sus colmillos y haciendo que un estremecimiento me recorriera la espalda – sí, estuve en una el año pasado con Hugo – vaya, eso sí que me sorprendió, Hugo no parecía un tipo al que le gustaran esas cosas – los cambiaformas son muy liberales y es algo normal para ellos, creo que tiene algo que ver con su condición de semi-animal, ya sabes… el celo y esas cosas – dijo medio riéndose.

- Vaya pues no lo sabía ¿Cómo te fue? – pregunté sintiendo que el rojo de mis mejillas se volvía a encender.

- Muy bien, estuve con la novia de tu amigo Adam y con algunos de sus compañeros – eso no me lo esperaba, ¿Riley con Kaly? Yo no era ninguna homófoba pero realmente no me atraía mucho ver a dos mujeres juntas. Ahora por fin entendía el comentario que hizo Adam el día que nos conocimos, cuando me dijo que su novia no le dejaba relacionarse con hadas y yo me pregunté si le dejaba liarse con otras cambiaformas, Kaly había contestado a esa pregunta.

- Espero que esta noche no se base solo en eso – dije, más como una pregunta que como una esperanza.

- Nadie te va a obligar a participar, aunque sería la primera vez que podrían estar tan cerca de un hada – dijo Kaly mientras salíamos del vestuario y nos dirigíamos al gimnasio.

- ¿Las hadas no van? – perfecto, Moira no estará toda la noche molestándome.

- Ellos tienen sus propias fiestas y… orgías – dijo sonriendo.

- Eso no me sorprende – sabía de buena mano como eran las dulces y melosas hadas, siempre tienen las hormonas por las nubes. Moira había tenido mucho sexo en nuestros años de instituto humano, se había acostado con casi todo el equipo de futbol americano del instituto Hight Lions, incluso, había estado con dos chicos a la vez en su habitación durante las últimas vacaciones románticas de nuestros padres. Sabía que la mayoría de las hadas eran un poco adictas a ello una vez que lo probaban, pero la obsesión de Moira me parecía exagerada.
De momento, y por ser todavía virgen, estaba a salvo de una adicción que me obligara a meterme en la cama con cualquiera. Solo de momento y esperando ser, solo en este caso, más humana que hada.
En ese instante la imagen de Shane Darkness pasó fugazmente por mi cabeza levantando un deseo extraño en mi interior, la aparté de mi mente antes de imaginar más cosas que pudieran sonrojarme y entré junto a Kaly al gimnasio.

Allí nos esperaba el profesor y los alumnos de segundo y tercer año, cuando estuvimos todos, el Señor Sortus nos dio unas tablas de ejercicios y maniobras de defensa para que practicáramos en pareja.
Kaly y yo pasamos un buen rato tirándonos mutuamente al suelo, aunque sabía que Kaly era mucho más ágil y fuerte que yo, en ningún momento usó su superioridad para avergonzarme, por lo que pude sentirme un poco mas realizada y menos inepta que cuando luchaba con Evan.
Llegó el momento que más temía, emparejarnos con los de tercer año, había evitado mirar a Evan Shadows durante toda la clase pero ahora se dirigía hacia mí con una sonrisa de anticipación en la cara.

- Hola – me dijo mientras en sus ojos celebraba una victoria ya otorgada.

- Hola – conteste sin parecer asustada. Para mi sorpresa mi voz salió sin una gota de miedo aunque por desgracia en el fondo estaba realmente acobardada.

Me tiró al suelo unas veinte veces y no me dejó en ningún momento practicar las maniobras sin arrojarme como un desecho. ¿Es que nadie se está dando cuenta de que me está dando una paliza? En una de las llaves me revolví como una loca y conseguí tirarle al suelo conmigo, pero supe que no había sido una gran idea cuando se tumbó sobre mí presionando su cadera contra la mía.

- Mmmm - gimió apretándose contra mí - si lo que querías era esto podía habértelo dado hace tiempo – dijo mientras notaba un bulto duro sobre mi entrepierna, intenté moverle y apartarme de él, pero era como intentar mover una montaña – no te resistas, se que quieres hacerlo, esta noche nos vemos en la fiesta, si nos entendemos y jugamos a lo mejor te dejo en paz – dijo mientras se levantaba.

Cuando me puse de pie recorrí con la mirada el aula para darme cuenta de que solo una persona se había fijado en nuestro pequeño espectáculo y que al ser un vampiro también habría escuchado la conversación. Shane Darkness me miraba desde la otra punta del gimnasio y disparaba miradas recelosas a Evan.
Parece que a ningún vampiro por muy arrogante que sea le gusta ver como un hombre acosa a una mujer.

Al cabo de diez minutos salimos de clase.
Hugo y Kaly estaban eufóricos por la fiesta y yo comenzaba a sentirme cada vez peor y más angustiada ¿Qué haría Evan conmigo? ¿Realmente pensaba que iba a tener sexo con él para que me dejara en paz? Ese tío no me conocía.

Mientras entraba en la ducha me quité el colgante rojo que me había regalado Josh, si él estuviera aquí habría intentado romperle la cara a Evan antes de que hubiera terminado de pronunciar su amenaza.
La ducha me sentó de maravilla, salí envuelta en una toalla y casi me muero del susto cuando vi a Kaly arreglada y sentada sobre mi cama con algunas bolsas en la mano.

- ¡Joder! ¿Qué haces aquí? – pregunté mientras ponía mi mano en el pecho para evitar que el corazón me rompiese las costillas.

- Te traigo algo de ropa decente para que te arregles adecuadamente – dijo mientras vaciaba las bolsas sobre mi cama y se reía de su pequeña rima.

- Gracias pero tengo ropa – le dije mientras miraba su vestido, era rojo fuego y se pegaba a cada una de sus curvas como un guante de látex. La falda era muy corta y los zapatos negros de tacón hacían que sus piernas parecieran infinitas – estás preciosa aunque… ¿no vas muy provocativa?

- Esa es la idea mi pequeño saltamontes – dijo levantando una ceja, después volvió a reírse y me lanzó un trozo de tela azul eléctrico. Revise el vestido que me había dado, era realmente bonito pero muy corto.

- ¿No tienes algo que tape más? Ya empieza a hacer demasiado frio – le dije lanzándoselo de vuelta mientras me cepillaba el pelo.

- No, ponte éste – dijo volviéndome a dar el traje – si yo tuviera tus tetas la exhibiría lo máximo posible y por cierto, no acepto un no por respuesta – dijo mientras se marchaba y cerraba la puerta de mi habitación con un pequeño portazo.

Después de secarme el pelo y dejarle suelto y liso sobre los hombros examiné el vestido. Era muy bonito y tenía un escote muy simple y cuadrado, aunque demasiado bajo, la falda era corta, muy corta.
Me lo puse para evitar herir los sentimientos de Kaly, pero sabía que me arrepentiría.
Miré al espejo sorprendiendome, por primera vez en mi vida estaba imponente, mi dövme rojo contrastaba con mi piel color melocotón y mi pelo negro, mis ojos anaranjados parecían mucho más grades y vivos con el contraste tan oscuro del vestido y el pelo.
Ya estaba lista, pero no estaba preparada. Tenía miedo. Evan estaría allí y me chantajearía, yo le diría que no y nos declararíamos la guerra mutuamente. Era una locura declararle la guerra a un vampiro que pesa el doble que tú, es el doble de rápido y fuerte y puede chuparte toda la sangre antes de que te des cuenta de que te ha mordido.
Bueno, hay cosas peores, además yo nunca había sido una cobarde, y no empezaría a serlo ahora por muy poderoso que fuera mi oponente.
Mi lema siempre fue “Si tienes que morir o perder, al menos hazlo con la cabeza alta y sin suplicar perdón o misericordia”. Vale, no era mi lema, lo había visto en una de las películas que Josh me había dejado, pero aun así, seguiría ese lema hasta la muerte.

Hugo y Kaly me esperaban en la recepción de la casa ya arreglados e impacientes.
Hugo estaba muy guapo, iba vestido con unos pantalones negros y una camisa roja de corte japonés, su oscuro pelo caía con gracia un poco por encima de sus hombros y Kaly, como había dicho antes, estaba imponente, no tenía palabras adecuadas en mi vocabulario para definirla.

- Por fin llegaste, vámonos – dijo Hugo casi arrastrándome por el oscuro campus del instituto.

Caminamos en silencio hasta la casa de Gaya, no nos cruzamos con ningún otro estudiante durante el trayecto. Después de llegar a la casa de los Cambiaformas la rodeamos y nos metimos en un pequeño bosquecito que había en la parte trasera, era muy parecido al jardín frontal que teníamos en la casa de Érebo, aunque éste parecía más una pequeña selva tropical, después de trastabillar con los tacones un par de veces, Hugo se colocó a mi lado tendiéndome su brazo para evitar que me cayera.

- Estás muy guapa con ese vestido de Kaly – me dijo mientras sus ojos vagaban por mis pechos.

- Gracias, pero la verdad es que no estoy muy cómoda exhibiendo tanta carne – le dije sonriendo.

- No tenias por qué ponértelo si no querías – dijo lanzando una mirada asesina a Kaly, que iba tres metros por delante de nosotros.

- Os estoy escuchando, y sí que tenías que ponértelo – dijo esta con una risita.

- ¿Lo ves? – Le dije a Hugo encogiendo los hombros con resignación – a Kaly nadie le dice que no –añadí mientras me reía nerviosamente.

Llegamos a un pequeño claro donde había un gran agujero en el suelo, nunca me habría imaginado que la maldita cueva se hundiera hacia abajo ¿Cómo demonios iba a bajar?, no sabía que había hecho la pregunta en voz alta hasta que Hugo me contestó.

- Te bajaré yo – dicho esto Kaly se lanzó por el agujero de pie como si se estuviera zambullendo en una piscina y Hugo me agarró fuertemente por la cintura antes de saltar conmigo hacia el oscuro agujero. Hubo varios metros de caída en los que se me pasaron por la cabeza miles de imágenes de nuestro aterrizaje en el suelo. Pero al contrario que en mi imaginación, el aterrizaje fue suave y silencioso.
La cueva estaba muy bien iluminada por velas y alguna que otra lámpara de aceite, era igual de grande que el mini cine de la casa de la Oscuridad, pero a diferencia del pequeño cine, la cueva estaba amueblada con sillones grandes y también… algunas camas. La música sonaba bajita y acogedora, la mayoría de los invitados que habían llegado tenían ya su copa, (cargada de alcohol), en la mano y reían felices mientras se relacionaban.
Pude divisar a algunos cambiaformas que había conocido con Riley el día del ritual y también vi a varios vampiros conocidos. Ni rastro de Evan Shadows. Al menos por el momento. En una de las camas que estaba en la esquina pude ver a Riley y varias cambiaformas rodeando a un vampiro tremendamente bonito, vestido de negro y azul parecía un ángel caído. Era, como no, Shane Darkness con su séquito de mujeres. Se dió cuenta de que alguien le miraba y encontró mis ojos sonriéndome como si hubiese visto un pastel de sangre muy delicioso, hizo un gesto con la cabeza y golpeó una parte de la cama que estaba sin ocupar, invitándome con ese gesto machista a unirme a él. ¿Realmente pensaba que era una de sus zorrillas?
Aparté la mirada de él y Riley se encargó de que dejara de mirarme mientras le agarraba por el cuello de la camiseta y se lanzaba contra él para besarle como una fiera. ¿No le importaba a Adam que su novia se lo montara con otros? Me parecía algo fuera de lugar. En el fondo sabía que en el mundo sobrenatural los parámetros y tradiciones monógamas de los humanos no eran aceptados ni seguidos, pero también sabía que muchos seres sobrenaturales tenían relaciones monógamas, algunas hadas incluso con matrimonios concertados, y respetaban a sus parejas sin acostarse con otros, como por ejemplo mi madre y mi padrastro. Ellos habían decidido cuando se casaron tener una relación seria y acogedora como los humanos.

Adam se acerco a mí entregándome una copa de ron con limón, yo la cogí encantada, debía ponerme lo más borracha posible para que todo esto de las camas y las orgías no me pareciera demasiado repulsivo.
Kaly y yo nos fuimos a sentar a un sofá, Adam y Hugo nos siguieron.
No pude evitar que la pregunta que había en mi mente saliera a bocajarro por mi gran bocaza.
- ¿No te importa que tu novia esté dándose el lote con un vampiro? – le pregunté a Adam.

- No si es Shane – dijo como si fuera lo más normal del mundo. Kaly fue más amable y me dio la explicación que estaba buscando.

- Ya te dije que Shane no llega más lejos que eso con las chicas, Adam y Riley son liberales hasta cierto punto, pero el sexo solo lo hacen entre ellos – explicó Kaly mientras le guiñaba un ojo a un cambiaformas que se tropezó contra una pequeña mesita sonrojándose y devolviéndole la sonrisa a mi amiga.

- Ahora lo entiendo – dije muy poco convencida. Yo jamás dejaría que otra mujer estuviera haciendo eso con mi novio, seguramente le arrancaría la piel a tiras.

La noche fue muy divertida y al cabo de poco tiempo dejé de mirar y preocuparme por las dos pequeñas orgías que había a nuestro alrededor. Pero todo se torció cuando Evan entró en la cueva y se dirigió directamente hacia mí. Me levanté tambaleándome para hacerle frente.

- ¿Qué coño quieres? – le pregunté

- ¿Qué hay de nuestro trato?- me dijo abrazando con fuerza mi cintura y poniendo sus labios muy cerca de los míos.

- No hay ningún trato, solo muerta me metería en tu cama – él hizo una pequeña mueca de desagrado e indiferencia y luego puso sus labios junto a mi oído.

- No pensarás lo mismo dentro de poco – me susurró mientras me soltaba con un brusco tirón. Me di cuenta de que Shane estaba a su lado y había sido él quien le había empujado para que me soltara. ¡Oh Dios mío!, estaba sin camiseta y se veía muy apetecible. ¡Malditas hormonas!

- ¿Qué coño haces tío? – le preguntó Evan

- Tengo allí unas chicas que están interesadas en tu compañía – dijo este mientras se daba la vuelta y se dirigía a una de las camas.

- Ya nos veremos – me dijo Evan antes de seguirle.

- ¿Qué coño ha sido eso? – preguntó Adam que era el único que estaba conmigo en el sofá. Busqué con la mirada a Kaly y a Hugo antes de contestarle. Kaly estaba en una pequeña cama con otros dos vampiros pero todavía tenían la ropa puesta y Hugo estaba charlando animadamente en la barra con una cambiaformas muy alta.

- Nada, es un gilipollas – le dije a Adam mientras me sentaba su lado.

No sé como sucedió, ni a la velocidad que ocurrió todo, solo sé que de golpe y porrazo estaba debajo del cuerpo de Adam y me estaba besando muy duro.

- ¿Qué haces? – le pregunté sin intentar apartarme. Estaba tumbada en el sofá y él estaba encima mío apoyado en sus brazos que estaban uno a cada lado de mi cabeza.

- Lo que llevo días soñando con hacer – dijo mientras volvía a besarme. No quería resistirme ni quería parar, Adam realmente no me atraía demasiado, pero sus besos era tan dulces como la miel, sus manos eran ásperas y recorrían mi muslo lanzando descargas sobre mis partes más íntimas. Sabía que no estaría haciendo esto si no estuviera borracha pero ¿Qué más da? ¿No tengo derecho a divertirme un poco?
Seguí besándole hasta que una tos seca nos interrumpió y Adam se apartó de mí y se sentó para poder ver quién era el inoportuno. Eran Shane y Riley. Me puse roja como un tomate, aunque a ella no pareció preocuparle demasiado ver a su novio encima de mí.

- Es hora de cambiar de pareja – dijo Riley mientras miraba de forma algo lasciva a su novio – necesito de tí Adam – no había que ser muy listo para saber qué harían durante los próximos minutos.

- Sí, claro cariño, vamos – dijo este con voz ronca mientras se levantaba y se situaba al lado de Riley. Ambos se despidieron y nos dejaron solos a Shane y a mí.

- No pienso hacer nada contigo – le dije mientras me incorporaba. Mi cabeza dio vueltas pero pronto se estabilizó y pude comprobar que él se había sentado junto a mí en el sofá.

- ¿Qué tiene él que no tenga yo? – me preguntó con fingido dolor por mi negativa mientras se ponía su camiseta.

- Nada, también ha sido un error, estaba demasiado borracha para pensar con claridad, pero sé que no volverá a pasar – le dije.

- Necesito hablar contigo de la conversación que escuchaste, pero no podemos hacerlo si no disimulamos que estamos haciendo algo más propio de la fiesta – dijo atrapando mi mirada en sus ojos verde botella y lanzándome una sonrisa que despertó hasta la última gota de deseo de mi cuerpo.

- ¿Sabes? Puedo oler tu deseo por mí – dijo mientras su sonrisa se ensanchaba y me agarraba por la cintura. En un movimiento que no llegué a ver me situó a horcajadas sobre él. Intenté resistirme pero mi cuerpo no obedecía las ordenes de mi sensato cerebro.

- Disimula – me dijo al oído – creo que tienes razón y que alguien me está buscando las cosquillas.

- ¿Cómo lo sabes? – pregunté sorprendida.

- Recibí una carta de mi madre esta tarde, mi padre ha desaparecido.

- ¿Qué? ¿Cómo? – Mi cabeza daba vueltas buscando alguna explicación - ¿Qué vas hacer?

- No tengo ni la menor idea, pero he pensado que tal vez le utilicen para llegar a mí – dijo frunciendo el ceño. En ese momento no lo pensé y le toqué la frente con mi mano para tranquilizarle y conseguí eliminar o absorber ese dolor, su expresión de sorpresa me hizo darme cuenta de lo que había hecho. Retiré la mano bruscamente. Todavía estaba sentada encima de él, con una falda excesivamente corta y con sus manos rodeándome la cintura. Me sentía bien y asqueada conmigo misma por ese sentimiento, así que me aparté y me senté a su lado.

- No te preocupes, se nos ocurrirá algo – le dije más convencida de lo que realmente me sentía.

- ¿Nos? ¿Quieres decir que vas ayudarme? – lo pensé durante unos minutos, le había dicho que iría con él a espiar en la próxima luna menguante pero de eso a implicarme en todo lo demás había un gran trecho.

- Sí, te ayudaré – dije convencida – además, ya sé por qué te quiere la Dama Negra – en ese momento había comprendido lo fuerte y poderosa que sería la Dama con un vampiro a su lado capaz de doblegar la voluntad de cualquiera.

- Eres muy lista – dijo sonriéndome mientras se levantaba y se marchaba.
No volví a ver a Riley ni a Adam durante el resto de la noche y estuve muy agradecida por ello, todavía me sentía avergonzada.
La fiesta transcurrió sin más percances, me lo pasé genial charlando con la gente y bailando, poco antes del amanecer Hugo y yo nos fuimos a dormir, Kaly se marcho antes que nosotros con un vampiro moreno muy guapo. Mañana tendríamos tema de conversación para todo el día.

1 comentario:

Isabel dijo...

wooo! Me encanta Shane... Pero con tanto chico alrededor, me estoy volviendo loca! xD

Dawn me esta encantando como escribes! He estado todo el dia deseosa de llegar al ordenador y meterme en el blog!